-¿Por qué decidió dedicarse al mundo de la Ingeniería?

-Siempre me gustó mucho el tema del medio ambiente y las energías renovables. Tenía buenas notas y mis padres me animaban a que estudiara una ingeniería. La que más me gustó fue Ingeniería Química y, curiosamente, en esa carrera somos un 50% de mujeres y otro tanto de hombres.

-¿Fueron difíciles sus inicios?

-Bastante. Hice mi proyecto fin de carrera en Austria, y allí no había apenas mujeres. Era la rara a nivel social, como extranjera y, además, mujer. A nivel académico me trataron estupendamente, pero nada a nivel social. Me miraban como si fuera algo excepcional ver a una mujer en los estudios de Ingeniería Química. Durante la tesis doctoral, haciendo la cotutela entre la UCO y Universidad de Atenas, notaba un tremendo machismo en el entorno de biorefinería en Grecia. Desde el trato que tiene contigo tu tutor, hasta el trabajo que tienes que desempeñar en los laboratorios. En mi escuela he sufrido más que hay mucha falta de comprensión, sobre todo cuando está tan masculinizada.

-Según el Fecyt, el interés de las mujeres por la Ciencia y la Tecnología ha aumentado en torno al 4%, ¿A qué cree que se puede deber?

-Veo que son unos datos demasiado optimistas. En la Escuela Politécnica de Córdoba, el curso pasado, no hubo ninguna alumna en la especialidad de Informática. En Ingeniería tenemos muy pocas, durante el 2013/2014 teníamos un 9,5% de alumnas, según las estadísticas. De hecho, en Córdoba, desde que se quitó la Informática de gestión, que ahora ha pasado a formar parte de LADE, ha sido cuanto se han quitado muchas chicas de Informática. Aunque en algún momento se tendrá que incrementar la cifra. En cuanto al aumento del número de catedráticas, también tendrá que tender a crecer. Somos muchas más mujeres que hombres en la universidad, en general. En realidad, las mujeres que llegan a catedráticas son muchas menos que los hombres. Lo raro es el bajón que se produce ya incluso en profesorado titular en la cifra de mujeres.

-¿Cómo cree que podría incrementarse la presencia de mujeres en los estudios técnicos?

-Desde la Universidad de Córdoba, las labores que estamos desarrollando son enfocadas a aumentar el ratio de mujeres en las aulas. Cuando hay más chicas, los grupos trabajan mejor y se nota. Estamos haciendo charlas en institutos. Detectamos que esas charlas se daban en segundo de Bachillerato y nos encontrábamos que ahí no había chicas, ya que ahí ya han elegido especialidad en el instituto. Por ello, hemos empezado a hacer una presentación muy enfocada a los referentes femeninos en la Ingeniería y donde las motivamos a ellas especialmente y, también, ya nos estamos centrando en tercero Secundaria. Vamos antes de que elijan, así las vamos enfocando. Intentaremos hacer un seguimiento y ver si esas charlas han tenido efecto dentro de 2 años, cuando tengamos las matriculas de los alumnos, Por otro lado, este año también estamos desarrollando, a través de un proyecto de innovación educativa, el concurso Ingenieras invisibles en la EPS. Se trata de un concurso de creación artística, en el que queremos que participen estudiantes de toda España e incluso a nivel internacional. Se trata de que hagan obras artísticas y nos lo remitan, donde se refleje la obra o la historia de la participación que las mujeres han tenido en la historia. Mostrar aquellas cosas que han sido creadas por mujeres, que utilizamos todos los días, pero que desconocemos que han sido obras de ellas.

-¿Y qué se pretende con estas iniciativas?

-Lo que pretendemos es que se genere una exposición permanente de estas obras en los pasillos de la EPS, y que esta sea un referente continuo de las obras que han hecho que estas mujeres contribuyan a la historia. No estamos en los libros de ciencia ni de historia, y nosotros, a través de toda esta difusión en redes sociales, estamos intentando fomentar esa visibilidad de la mujer y crear esos referentes. Estamos siempre enfocados a que entren más mujeres en los estudios de ingeniería y que tengan referentes, ya que incluso cuando entran no es difícil encontrarse la figura mental del «yo no puedo», que les impide desarrollarse en este campo. La Universidad de Valencia, tras unos estudios de porqué las mujeres no entraban en carreras técnicas, concluyó que mujeres con buenas notas pensaban que no serían capaces de realizar esos estudios, sin embargo hombres con las mismas calificaciones, o peores, ni se planteaban esa incapacidad. Las mujeres, de hecho, tienen un desempeño mejor que los hombres en las carreras. Está todo en la mente. Necesitamos más mujeres en los estudios técnicos.

-¿Qué le aconsejaría a las chicas que están interesadas por su campo de investigación?

-Les diría que se líen la manta a la cabeza. Que aprovechen las jornadas de puertas abiertas para que vengan y que recorran los pasillos y se vean en esta facultad. Vean la exposición, pregunten, y así logren sentirse acogidas. Sobre todo, que cuando piensan que es algo muy complicado, que pongan en una balanza los años que les va a costar de estudio, frente a los años en los que van a poder trabajar de lo que ellas quieren. Hay muchas opciones dentro de las carreras de Ingeniería.