Una trayectoria científica dedicada, durante más de treinta años a las relaciones interpersonales, en los aspectos positivos, estudiando el juego infantil y la construcción del conocimiento social y, posteriormente, abordando el acoso escolar (bullying) al que Rosario Ortega, investigadora principal de este proyecto, ha dedicado los últimos 25 años de su vida. Así comenzó la carrera de fondo del Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (Laecovi) que la Universidad de Córdoba acoge en el departamento de Psicología de su Facultad de Ciencias de la Educación.

Son más de una veintena de investigadores y docentes, en su mayoría de la UCO, los que componen el equipo de trabajo de este laboratorio, aunque también cuentan con el apoyo y el trabajo de numerosos investigadores de otros centros universitarios, que se encuentran fuera del país haciendo estancias de investigación. Sus líneas de trabajo se focalizan en el estudio de las relaciones interpersonales positivas, como la puesta en evidencia de la importancia de la optimización de la convivencia escolar, juvenil y familiar. «Ello nos exige el afrontamiento del estudio del conflicto, el acoso y el ciberacoso, y la inclusión de formas de dominio y de sumisión en el proceso de cortejo juvenil, como fenómenos que perturban el buen desarrollo y el bienestar social de la infancia y la adolescencia», comenta Rosario Ortega, su directora.

«Esta es más que una idea, hay quizás muchas y sobre todo mucho trabajo desarrollado sobre cómo en el interior de las relaciones entre los iguales, es decir, entre los niños y niñas, adolescentes y jóvenes, se producen tramas de comunicación, de afectos, de conocimiento compartido o de valores que convierten a la red de iguales en un contexto de desarrollo y aprendizaje. Un contexto en el cual lo normal es que lo que sucede sea beneficioso para todos, pero en el que también pueden surgir problemas, conflictos, enemistades, agresiones y malos tratos que deterioran ese contexto de desarrollo dando lugar a fenómenos complejos, como son el bullying y el ciberbullying, pero también la violencia en la pareja adolescente», cuenta la investigadora.

Para el estudio de ello, este laboratorio cuenta en la actualidad con cuatro grandes líneas de trabajo. La primera de ellas es seguir investigando sobre acoso escolar y ciberacoso, «pero profundizando ahora en las características personales de los implicados», apunta Ortega. Otra línea desarrolla investigaciones sobre contextos sociales, junto a una tercera línea que se ocupa de estos problemas en relación a los factores de riesgo en la adolescencia, como el cortejo juvenil (dating) o cortejo rudo o violento. «Se pueden dar problemas de comunicación, conflictos no resueltos, machismo y sexismo en general, que da lugar a lo que llamamos dirty dating o cortejo sucio, violento, debajo de lo cual creemos que está el problema de la violencia en la pareja adolescente y juvenil», destaca la directora. A ello, se une la última línea de trabajo del Laecovi, una línea de transferencia de conocimiento que, según Ortega, «mejora el clima de convivencia en las aulas y los centros educativos».

En cuanto a la respuesta que esta iniciativa está teniendo, «la producción científica que vamos aportando es de gran interés y es lo que nos permite diseñar programas preventivos y paliativos para afrontar los problemas de violencia interpersonal en el marco de las relaciones interpersonales de los escolares, niños de primaria y secundaria». Todo, para conseguir una vida escolar «más positiva» y sin conflictos que afrontar.