Saber manejar un equipo de buceo técnico, controlar las técnicas de inmersión marina, hacer de las piscinas de Rabanales un entorno de estudio submarino o ponerse a punto en las costas tropicales granadinas. Esos son algunas de las medidas que un grupo de estudiantes de Biología de la Universidad de Córdoba están desarrollando para su próxima aventura: una expedición a la isla de Roatán, en Honduras.

Este equipo de estudiantes de la asignatura de Zoología Aplicada, compuesto por los alumnos Alejandro Parras, Elena Rodríguez, Daniel Ortega y Alejandro Roldán, y liderado por el profesor titular de Zoología y divulgador científico, Alberto Redondo, desarrollará el proyecto entre los días 20 y 30 de junio, en uno de los arrecifes de coral más relevantes de cuantos se conocen hoy en día. El proyecto ha sido llevado a cabo gracias al trabajo del equipo y a la colaboración del Club de Buceo Córdoba, el Instituto de Turismo de Honduras y la Universidad Tecnológica de Honduras.

El grupo de biólogos, investigadores y, gracias a esta aventura, expediocionarios, acompañados de su profesor y del instructor de buceo técnico con el que han trabajado en los últimos meses, Vicente Víbora, tienen previsto realizar prospecciones en un barco hundido en el entorno de la isla hondureña. En este tiempo, los estudiantes implicados en el proyecto han realizado un curso específico de buceo técnico para adquirir los conocimientos y destrezas necesarias para sumergirse en el océano y grabar sus fondos.

Para llevar a cabo este estudio fotográfico, el equipo de alumnos liderado por Redondo, lleva varios meses realizando prácticas en las piscinas del campus de Rabanales, donde han reproducido los escenarios que encontrarán en el país americano. Pero, además, el equipo ha realizado varias inmersiones en la playa de la Herradura, en la costa de Granada, donde han podido poner a punto sus técnicas de grabación de fondos marinos.

Tras emplear casi una hora en la elección del lugar exacto, la asignación de tareas, el chequeo de material y el repaso de las medidas básicas de seguridad, el grupo consigue así grabar una parcela de 10 metros cuadrados de fondo marino, de la que han tomado más de 500 imágenes que servirán de base a la recreación en 3D del fondo marino y toda la biodiversidad que se esconde en este paraje de la costa tropical granadina. ¿Su principal dificultad? Esta técnica usada en recreaciones virtuales del patrimonio arquitectónico, es muy diferente en el caso de los fondos marinos, ya que estos presentan irregularidades en las formas y detalles de las diferentes especies cuya reproducción resulta fundamental si se quiere que el material final pueda tener el uso científico y divulgativo que se requiere. Aún así, la aventura, o al menos su preparación, continúa. ¿Próximo destino? Una de las mayores reservas marinas naturales, Roatán.