El Máster Industria 4.0 incluye siete meses de prácticas remuneradas en las empresas colaboradoras. Precisamente este ha sido uno de los aspectos más destacados por los alumnos. Uno de ellos, Manuel Ibáñez, reconoce que “la oportunidad de realizar siete meses de prácticas bien remuneradas en empresas punteras del sector industrial dentro de la provincia de Córdoba, además, con una base de conocimientos más actualizados a las nuevas tecnologías” es el aspecto que más valora del máster. En similares términos se expresan otros compañeros: Miguel González señala que «valoré mucho las practicas de empresa ya que aportan una pequeña experiencia de cara al mundo laboral» mientras que Manuel Ortiz dice que lo que más valora es «el haber podido desarrollar un proyecto completo y haberlo visto en funcionamiento».

Pero no es el único aspectos que resaltan. « Lo que más valoro es esa comunicación que ha existido entre empresa-universidad para desarrollar un plan formativo adaptado a las necesidades de las empresas, dándonos la posibilidad de prepararnos para los problemas que tienen actualmente las empresas de ingeniería en la provincia de Córdoba, con las consecuentes oportunidades laborales que ello supone para nosotros», señala el estudiante Cristian Cuesta.

La colaboración Universidad-Empresa ha resultado bastante satisfactoria. Así lo reconoce Rubén Abiétar, de Carrier, quien asegura que dicha colaboración «ha sido perfecta y siempre se han preocupado por las carencias que hemos detectado, para intentar corregirlas rápidamente». Igualmente, Francisco José Ruiz, de Magtel, afirma que «el resultado de la colaboración con la Universidad ha sido muy enriquecedor y productivo».

Antonio Montanary, de Intarcon, señala que el máster, «además de ser totalmente innovador por las materias que contiene, posibilita que las empresas nos podamos acercar más a la Universidad».

Por su parte, Francisco José Adame, de IRC, destaca que «los alumnos salen con una gran base y el máster sirve para pulirla con aplicaciones reales, proyectos y trabajo en equipo con gente que ya tiene experiencia en el mercado laboral».

La satisfacción es generalizada tanto entre el alumnado del máster como entre las empresas. “Estoy muy satisfecho, durante todo este año no solo he adquirido más experiencia, sino que he accedido a campos que desconocía y que suponen una gran oportunidad profesional. Además, he conseguido un puesto en la empresa con la que he desarrollado las prácticas, en la que estoy muy contento trabajando en lo que me gusta, auténtica Industria 4.0, así que más contento no puedo estar», dice Cristian Cuesta, a lo que su compañero Manuel Ibáñez admite que «he tenido la suerte de coincidir con profesores y compañeros que me han enseñado muchísimo. Además, gracias a mi desempeño en la empresa he conseguido mi primer contrato laboral a jornada completa como ingeniero, trabajando en una división de I+D+i realizando proyectos de carácter internacional».

No obstante hay cuestiones que se pueden mejorar. Montanary apunta que “en nuestro caso, creemos que se podría aumentar el papel de la empresa en la propia docencia del máster, así como el número de meses que el alumno permanece en la empresa”, mientras que Ruiz añade que “sería una buena iniciativa dar a las empresas la oportunidad de hacer entrevistas a los alumnos que tendrán en prácticas, con el objeto de determinar qué perfil es más adecuado a la actividad a realizar. De esa manera, creemos que sería más productiva la realización de las prácticas tanto para el alumno como para la empresa”.

En cualquier caso, y como subraya Adame, lo importante es «evolucionar junto con el mercado, para que este máster nunca sea una herramienta obsoleta, como ejemplo tenemos la actual pandemia COVID19, que ha hecho reinventarse la forma de trabajar en la industria, cosa que pondremos en práctica para la siguiente edición».