La agricultura es la cuarta emisora de gases invernadero en la Unión Europea con un 9.9% del total (Agencia Europea de Medioambiente, 2011) al tiempo que se ve afectada drásticamente por el cambio climático. No obstante, el aspecto positivo es que el empleo de buenas prácticas agrícolas permite reducir la concentración de gases de efecto invernadero y de las emisiones que desde la agricultura se liberan a la atmósfera. Además, se puede secuestrar carbono en el suelo, aumentando su materia orgánica, y mitigando el cambio climático avanzando en la sostenibilidad del sector.

El proyecto LIFE + ClimAgri-Best agricultural practices for Climate Change: Integrating strategies for mitigation and adaptation supone un enfoque holístico a la problemática del cambio climático en el sector agrario, y más concretamente en los regadíos situados en la Cuenca del Mediterráneo, al contemplar la utilización conjunta de prácticas de mitigación y prácticas de adaptación. Adicionalmente, ofrece soluciones para paliar la grave erosión que sufren los suelos agrícolas.

El paso de un laboreo tradicional y somero con tracción animal, en el que se incorporaba materia orgánica al suelo, a un laboreo intensivo con tractores, unido a una climatología dominada por lluvias escasas pero intensas, han desembocado en un escenario en el que el que el suelo se erosiona con mucha facilidad dando lugar a estampas como las campiñas andaluzas atravesadas por profundas cárcavas. En este escenario, el agricultor ve tambalearse su estabilidad económica, a la par que se generan serios problemas medioambientales derivados de la degradación de los suelos agrícolas.

En la búsqueda de soluciones que reviertan esta situación trabaja el grupo de investigación de la Universidad de Córdoba AGR 126-Mecanización y Tecnología Rural, liderado en la UCO por los investigadores de Jesús A. Gil Ribes, Gregorio Blanco Roldán y Francisco Márquez García.