La Mezquita del Toreo, como se conoce a la plaza de toros de Melilla, celebra su setenta aniversario convertida en último baluarte de la tauromaquia en África, ya que es el único coso del continente donde se siguen celebrando festejos taurinos.

Las otras plazas que levantaron españoles y portugueses en África, desde Marruecos y Argelia hasta Angola y Mozambique, hace años que dejaron de anunciarse en los carteles, convertidas en campos de fútbol o béisbol, taller mecánico o, incluso, una iglesia, las que aún siguen en pie.

Pero el ruedo melillense, bautizado la Mezquita del Toreo por el cronista taurino Gregorio Corrochano, celebra sus setenta años el próximo jueves con un mano a mano entre Juan Mora y Antonio Ferrera, con toros de Manuel Blázquez, encaste Núñez del Cuvillo.

«Un cartel de auténtico arte», asegura el crítico taurino Ricardo Fernández, con un mano a mano inédito, el primero entre ambas figuras, para conmemorar estas siete décadas de tauromaquia y que se espera que sea todo un acontecimiento en la ciudad, en su plaza de segunda categoría con aforo para unos 8.000 espectadores.

Otro acontecimiento más en la historia de un coso que se ha encargado de glosar Ricardo Fernández, quien recuerda que en principio la plaza la iba a inaugurar Manolete, pero poco días antes se lo llevó el miura Islero’ en Linares y el honor inaugural fue finalmente aquel 6 de septiembre de 1947 para Domingo Ortega, Gitanillo de Triana, Luis Miguel Dominguín y Parrita.

Desde entonces su historia la han ido jalonando otros mitos del torero como Paquirri, que cortó aquí su último rabo como matador allá por 1984; diestros como El Boni, uno de los miles de jóvenes a los que les tocó la mili en Melilla, la torera Cristina Sánchez en 1997 o los toreros locales Antonio Criado El Goy o Adolfo Ramos.

Otros hitos de su historia rememoran la expectación despertada por los Miura en 1951, la salida a hombros en 1969 de la terna El Cordobés, Palomo Linares y Victoriano Valencia con lleno en los tendidos o el primer indulto a un astado: Miraclaro, de la ganadería de Sánchez-Dalp en 2013 por El Fandi, apunta Fernández.