Diego Urdiales realizó una de las mejores tardes de su temporada en Alfaro, con un toreo sobrio que le sirvió para cortar dos orejas en su segundo toro, aunque el premio pudo ser mayor si hubiera matado mejor al primero.

Juan José Padilla abrió plaza y comprobó enseguida que el soso oponente que tenía enfrente no le iba a permitir lucirse; de hecho, toda la faena de su primero fue de él y el trasteo del toro nunca llegó al tendido. En su segundo vio como la faena iba camino de nuevo de no tener historia.

Urdiales buscó lucirse en su primero y se mostró muy metido con la muleta; logró series de naturales ligados con la izquierda, marca de la casa y supo entender siempre el terreno, para completar una faena estructurada. Pero el riojano falló al matar, con una estocada haciendo guardia y mal con el descabello, con lo que recibió dos avisos y se tuvo que conformar con saludar. En el segundo cerró la faena con una gran estocada.

José Garrido tuvo suerte con su primer toro, que siempre metió bien la cara por los dos pitones, y en el último estuvo correcto y muy pulcro.