Ganado: un toro para rejones de La Castilleja, bien presentado pero muy parado; y cinco novillos de Fernando Peña Catalán para la lidia a pie, muy bien presentados, colaboradores en general, destacando los lidiados en tercer y sexto lugar, aplaudidos en el arrastre, así como el quinto, que recibió como premio una vuelta al ruedo.

Leonardo Hernández: rejonazo (dos orejas).

Finito de Córdoba: estocada trasera y tendida y un descabello (dos orejas).

David Fandila ‘El Fandi’: estoconazo recibiendo (dos orejas y rabo).

Cayetano: estocada (dos orejas).

Emilio de Justo: pinchazo y estocada tendida (dos orejas).

Rocío Romero: pinchazo y estocada tendida y delantera (dos orejas).

Plaza: Los Donceles (Lucena). Media entrada en tarde de temperatura agradable. Festejo a beneficio de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del recortador Fran González, mortalmente corneado en la localidad valenciana de Sant Vicent de Xilxes.

Doce orejas y un rabo fue el resultado numérico del festival mixto con picadores celebrado ayer en Lucena, que suponía a su vez la apertura oficial de la temporada taurina en la provincia y el debut en Los Donceles de Tauroemoción, la nueva empresa que gestiona el coso lucentino, cuya carta de presentación, visto lo visto, no estuvo nada mal.

Y es que había ganas de ver a Finito después de esos fogonazos de comienzo de temporada, a Emilio de Justo y a Rocío Romero que, todo hay que decirlo, dejó sobre el albero lucentino los muletazos más rotundos de la tarde. Fueron dos tandas de derechazos, con el buen novillo de Fernando Peña encelado en los engaños y la cordobesa, mentón en el pecho y brazos caídos, dibujando trazos de largo viaje e interminables pases de pecho. Buena faena de Rocío ante un novillo con un gran pitón derecho, ante el que la cordobesa dio una gran dimensión de lo que puede ser en el escalafón novilleril.

Para Romero, queda dicho, fueron los muletazos más rotundos, aunque Emilio de Justo no le fue a la zaga, en este caso con una faena de largo metraje ante un gran novillo, de nombre Habanito y herrado con el número 147 que gracias a su codicia a la hora de embestir y a su nobleza, fue premiado con una vuelta al ruedo. Muy torero el extremeño desde el airoso saludo capotero, el ajustado quite por chicuelinas tras el tercio de varas o los adornos en el tramo final de una faena de muleta en la que se gustó más por el pitón derecho, un auténtico diamente por el que de Justo centró los momentos más destacados de su actuación.

Y si dos de los mejores novillos de Fernando Peña fueron a parar a manos de Rocío Romero y Emilio de Justo, el garbanzo negro le tocó en suerte a Juan Serrano, que tras un buen trasteo que levantó ciertas esperanzas, vio cómo su oponente se rajó en rotundo buscando las tablas a la primera de cambio. Aun así, Finito lo intentó dejando varios pases y adornos marca de la casa, por lo que habrá que esperar a otra ocasión para contrastar lo visto en el ilusionante inicio de temporada.

Completaban el cartel David Fandila El Fandi, Cayetano y el rejoneador Leonardo Hernández. El granadino, fiel a su estilo, puso patas arribas los tendidos con el capote y las banderillas, para luego bajar muchos enteros en una faena que no llegó a romper. Pero su enorme experiencia y el saber tocar esa tecla que tanto gusta a determinado público, llámese desplantes, llámese adornos y demás, así como una soberbia estocada recibiendo, merecedora por sí sola de una oreja, lo hicieron acreedor de los máximos trofeos, a juicio del usía y del respetable.

Por su parte, Cayetano se mostró con excesivas precauciones durante toda la lidia de su novillo, abusando del pico de la muleta e incluso en algunas ocasiones, fuera de sitio.

Finalmente, Leonardo Hernández, ante un toro que se paró poco después de salir, tuvo que tirar de oficio y de su magnífica cuadra, dejando momentos ciertamente espectaculares montando a Xarope en banderillas a dos manos y cortas.