Ganado: seis toros de Daniel Ruiz, bien presentados, a excepción del anovillado sexto, destacando por su juego los lidiados en segundo y cuarto lugar, premiado este último con una vuelta al ruedo tras pedirse su indulto.

Antonio Ferrera: dos pinchazos y estocada (saludos desde el tercio); estocada (dos orejas tras dos avisos).

David Fandila ‘El Fandi’: estocada (oreja con fuerte petición de la segunda); pinchazo y estocada (oreja).

Emilio de Justo: pinchazo y estocada (oreja); estocada (oreja).

Plaza: Coso de Los Llanos (Pozoblanco). Media entrada en tarde de lluvia intermitente durante la lidia del primer toro. Primer festejo de abono de la feria en honor a Nuestra Señora de las Mercedes.

Tarde para recordar la de ayer en Pozoblanco, en la que destacó una terna con una personal concepción de la tauromaquia y varios ejemplares de Daniel Ruiz que posibilitaron una triple salida a hombros en el primer festejo de la feria taurina en honor a Nuestra Señora de las Mercedes.

El añejo sabor de Antonio Ferrera, la entrega y variedad capotera de El Fandi, y la hondura del toreo de Emilio de Justo, que entró por la vía de la sustitución en lugar del aún convaleciente Manzanares, fueron los ejes de un festejo en el que también tuvieron su protagonismo los ejemplares de la divisa albaceteña, en particular dos de ellos, lidiados en segundo y cuarto lugar, este último de nombre Sevillano, herrado con el número 36 y que recibió como premio una vuelta al ruedo después de pedirse su indulto.

Antonio Ferrera fue el encargado de su lidia en una faena que transitaba por las probaturas hasta que el diestro extremeño atacó por abajo después de varias tandas a media altura. A partir de ahí la codiciosa embestida del toro se fue amoldando a los engaños de Ferrera, que se iba creciendo, primero toreando al natural, con varias tandas de gran rotundidad, gustándose por el pitón derecho en cada pase, en cada adorno, en cada molinete, en cada abaniqueo, algunos impregnados con esencias de otra época. El toro, que en los primeros tercios no dijo nada, se había transformado por completo y Ferrera, en un claro gesto de lo que vendría después, clavó verticalmente el estoque en el albero, cuando desde el tendido comenzó a pedirse, primero de manera tímida y posteriormente más insistentemente, el indulto de este Sevillano, que seguía respondiendo sin dudar a los engaños que le ofrecía el matador, que recibió desde la presidencia dos avisos antes de acabar definitivamente con la vida de su antagonista, al que se le dio como premio una merecida vuelta al ruedo.

En el que abría plaza, Ferrera tuvo que sortear el molesto cabeceo del animal en mitad de la embestida, en una faena de muleta de corto metraje impregnada de detalles y esencia de toreo añejo.

Y aunque entraba por la vía de la sustitución, el también extremeño Emilio de Justo fue otro de los grandes destacados, al protagonizar en el tercero de la tarde los pasajes de más hondura en una faena ascendente que arrancaba con un bello trasteo genuflexo para dar paso a varias tandas con la derecha de gran rotundidad. Con la izquierda, toreando aún más despacio, Emilio de Justo alcanzaba los pasajes más de más calado en los tendidos, cambiando nuevamente de mano tras un desarme, para rubricar una faena de mucho poso.

En el que cerraba plaza, el peor presentado del encierro e igualmente el de menos fijeza en la embestida, el extremeño volvía a poner toda la carne en el asador en una voluntariosa actuación ante un animal que terminó parándose por completo.

La triple salida a hombros por la Puerta del Gallo la completaba el granadino El Fandi, todo un ejemplo de entrega y espectacularidad en los primeros tercios, que además, tuvo ayer la suerte de que otro de los toros destacados del encierro de Daniel Ruiz le tocaran en suerte. Este fue el caso de su primero, al que el granadino lanceó con gusto con el capote, levantando literalmente a los espectadores de sus localidades en el tercio de banderillas, en cuatro electrizantes pares, resultando particularmente vistoso el cuarto, clavado al violín. Con la muleta, destacar varias tandas con la derecha, citando al toro de largo, bajando enteros la actuación al cambiar al pitón contrario, volviendo a remontar el vuelo cuando cambió de mano y supo tocar las teclas de un pitón derecho que era un auténtico diamante.

En el segundo de su lote, en el que volvió a dar muestras de su dominio de los garapullos y del capote, en este caso con un quite por lopecinas muy aplaudido por el público, Fandila no supo dar a su antagonista el sitio ni las distancias que éste pedía, atosigándolo por momentos con un toreo encimista en una faena que no llegó a levantar el vuelo en ningún momento.