Ganado: cuatro toros de Núñez del Cuvillo y dos como sobreros de El Pilar y de Bohórquez, muy desiguales en presentación, nobles en general, siendo el mejor el segundo.

Antonio Ferrera: media y descabello (ovación); dos pinchazos. y estocada trasera y caída (silencio)

José María Manzanares: tres pinchazos, dos de ellos recibiendo, y estocada (vuelta al ruedo tras aviso); estocada (oreja).

Cayetano: estocada caída (oreja); estocada trasera y desprendida (dos orejas tras aviso).

Cayetano cortó tres orejas ayer en Málaga gracias a un agradable público que se las pidió a pesar de que sus faenas no alcanzaron el nivel para tal premio, mientras que José María Manzanares realizó dos grandes labores, pero por el fallo con la espada sólo pudo obtener una oreja.

Manzanares recibió por verónicas a su primero, al que fue consiguiendo templar la embestida del animal hasta que ya le fue apretando y bajándole la mano, y consiguió arrancar los primeros olés.

Sobre la zurda, el toro no era el mismo, pero aún así, a base de darle su tiempo y con un toque muy suave arrancó una tanda de muletazos muy largos, suaves y templados. Volvió sobre la derecha y volvió a bajar la mano, a llevar templada la embestida y a crujir La Malagueta. La última tanda antes de entrar a matar fue el culmen a la excelsa faena del alicantino, lenta, suave, con gusto y rotunda en cada uno de los pases. El fallo con la espada le privó de trofeo alguno.

Muy justito de fuerzas salió el que hizo quinto. El tercio de picadores fue un auténtico simulacro. Apostó el alicantino por empezar la faena de muleta sobre la izquierda ante un animal que se iba largo pero le faltaba clase. Pasó a la mano derecha y volvieron a escucharse los olés en La Malagueta cuando le bajó la mano y se lo llevó atrás enroscándoselo.

Recibió con verónicas rodilla en tierra Cayetano al tercero con muy buen gusto y recordando tiempos pasados de su abuelo Antonio Ordóñez. Por chicuelinas al paso llevó al cuvillo al caballo y después de un primer simulacro de tercio de varas, realizó un muy variado quite jaleado por el respetable. Otro mundo fue la faena con la muleta. No caló aparentemente en los tendido la labor realizado por Cayetano, que se mostró con precauciones y sin acoplarse.

El sexto salió muy suelto desde que saltó al ruedo. Brindó la faena a Fortes y se sacó el toro al centro del ruedo tal y como le reclamaba el público. La faena anduvo entre un mar de pases sin rematar, con alardes a la galería y miradas al público.

Tal y como estaba el público Cayetano siguió toreando al de Cuvillo con bisos de querer forzar que el público pidiera el indulto de un animal que no lo merecía, que aunque era noble, había sido muy manso desde su salida por toriles. Algún que otra voz se escuchó pero finalmente le entró a matar, lo que pasó después no es digno de una plaza que tiene categoría de primera.

El primero de la tarde fue devuelto por inválido. Salió el sobrero de El Pilar y lo paró con el capote Ferrera con verónicas muy ceñidas en la que el toro se iba quedando cada vez más corto por el pitón izquierdo. Remató con una media sentida y arrancó los oles de La Malagueta.

Con la muleta comenzó la faena sobre la mano derecha consiguiendo los pasajes de mayor lucimiento ante un animal que se fue apagando como una vela.

El cuarto fue otro sobrero, este de Bohórquez, que mostró síntomas de haber dado muchas vueltas por distintos puntos de la geografía. Muy parado desde el principio y quedándose muy corto, los presagios no eran nada halagüeños. Desconfiado se mostró Ferrera ante este toro, al que macheteó por ambos pitones y se dirigió a coger el acero.