El primer novillo de Juan Carballo no le puso las cosas nada fáciles. Quería pero no podía el de Pereda y tendía a pegar tornillazos en sus cada vez más cortos viajes. Carballo estuvo solvente, pero sin poder lucir. El cuarto tampoco ayudó, aunque Carballo no dejó de perseverar. Jesús Díez anduvo por encima de su primero, al que robó pases a base de insistir en un trasteo muy largo. Firme se mostró con el quinto, al que el extremeño, muy seguro y sereno, le sacó los pocos muletazos que tenía el animal. En el primero de Adrien Salenc, mansito pero muy manejable, gustaron los doblones por bajo en el inicio y algún muletazo aislado, pero faltó conjuntarlos. Hubiera cortado una oreja de haber matado a la primera. El sexto fue una borrica con cuernos y Salenc estuvo discreto.