Ganado: toros de Salvador Domecq, el quinto como sobrero, manejables pero con matices entre los seis. Los que más desentonaron, tercero y quinto.

Juan José Padilla: estocada (dos orejas); y estocada (oreja).

Miguel Abellán: estocada (dos orejas); y tres pinchazo y descabello (silencio).

David Fandila ‘El Fandi’: pinchazo, media y dos descabellos (palmas); y estocada (dos orejas).

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Juan José Padilla, Miguel Abellán y el Fandi salieron por la puerta grande en la cuarta de Feria de Huesca en un tarde en la que el público se divirtió con tres toreros muy queridos en la ciudad oscense y que cada uno, con su estilo, dieron todo lo que tenían frente a una manejable corrida de Salvador Domec, informa Efe. Padilla, que se despedía de la plaza de Huesca, recibió varios homenajes en los prolegómenos de la corrida. El jerezano quiso despedirse por todo lo alto del publico oscense y, como ya sabe la receta para ello, la aplicó y le dio tan buen resultado que en el primero ya tenía las dos orejas y la puerta grande.

Fiel a su estilo, puso en marcha su repertorio para el júbilo del púbico, especialmente de sol, donde lo adoran. Con el capote dio todo tipo de capotazos, adornándose con navarras o serpentinas. Con las banderillas, que siempre quieren los aficionados, puso al público de pie.

Continuó con la muleta en una labor en la que no faltaron pases de rodillas, circulares, manoletinas y abaniqueos. Mató en los medios de una estocada y cortó las dos orejas del astado ante un público entregado con un sinfín de banderas piratas. En su segundo toro, el cuarto, también lo dio todo en agradecimiento al cariño de los aficionados, pero esta vez el toro no colaboró. También volvió a lucirse con las banderillas y lo intentó por los dos pitones, y, aunque mató de otra estocada, sólo obtuvo una oreja, besando la arena del coso taurino oscense en su despedida y llevándosela al corazón.

Abellán, que toreaba por vez primera en esta temporada, no acusó la falta de tardes y, al igual que ocurrió en la feria del año pasado, estuvo francamente bien tanto con el capote como con la muleta. El madrileño toreó pausado y con elegancia a su primer oponente, al que dosificó a base de darle tiempos y la distancia necesaria. También se adornó con molinetes de rodillas al final, para acabar con una estocada. Dos orejas para él. El quinto fue devuelto tras partirse una mano. Al sobrero lo recibió Abellán con dos largas cambiadas, demostrando que quería volver a ser el triunfador de la feria. Y volvió a demostrar lo buen torero que es en el último tercio, pero el toro no acompañó. La espada tampoco fue su aliada.

El Fandi, que también es muy querido en los tendidos de sol de las peñas, sacó toda la artillería con largas, lances, chicuelinas y serpentinas. Con las banderillas se lució como ya es habitual en él por los recursos físicos tan grandes que tiene. Pero con la muleta ya no pudo lucirse ante un astado, el primero de su lote, sin clase y remiso a embestir.

En el que cerraba plaza volvió El Fandi a intentar no ser menos que sus compañeros y poder acompañarlos por la puerta grande. Desde la salida del toril dio cuanto tenía recibiendo al animal con dos largas cambiadas, varias verónicas de rodillas, serpentinas, lopecinas y otros alardes muy vistosos. Con la muleta también derrochó pundonor y valentía, toreando mejor por el pitón derecho, de rodillas, con molinetes, faroles y desplantes para el júbilo de los aficionados. Una extraordinaria estocada hizo rodar al astado, al que acabó desorejando.