Ganado: Toros de Juan Pedro Domecq, aceptablemente presentados y de juego desigual. Los mejores, el gran tercero, noble, bravo y repetidor, y el extraordinario quinto. Al primero le faltó raza y motor; blando, el segundo; al cuarto le faltó clase; y descastado, el sexto.

David Fandila, El Fandi oreja y oreja.

José María Manzanares: ovación y oreja tras aviso.

Roca Rey: dos orejas y oreja.

La plaza: lleno total en los tendidos.

El diestro peruano Andrés Roca Rey cosechó hoy un triunfo rotundo de tres orejas en la cuarta de feria de la Magdalena de Castellón y salió a hombros junto a David Fandila, el Fandi; que paseó un apéndice de cada toro de su lote. Roca Rey es el fenómeno del momento. Se notó en el lleno que hubo en los tendidos, que por primera vez en la feria abarrotaron el coso castellonense. Pero después el peruano acreditó y justificó en el ruedo esa expectación que levanta.

Su primero fue un gran toro sobre todo por lo mucho que aguantó la exigente lidia de Roca, valiente en lo fundamental y sorpresivo en las improvisaciones. Faena en la distancia corta, armoniosa y encajada por momentos al natural, y de mucha conexión gracias a las arrucinas, cambiados, circulares y otros alardes. La estocada cayó baja pero no fue óbice para las dos orejas.

Otra más logró del descastado y remiso sexto, con el que Roca se metió literalmente entre los pitones.

Otro triunfador en la tarde fue el Fandi, que cortó una oreja de cada toro de su lote por dos faenas de corte muy similar.

Variado y eléctrico con el capote, calentó los tendidos con los palos para después acabar diseñando sendas labores de muleta tesoneras y basadas ambas en la mano derecha, tanto a un primero de corrida desrazado y venido a menos en el último como a un quinto sin clase y más a la defensiva, y a los que mató con eficacia.

Manzanares, que reaparecía después de la intervención de espalda a la que fue sometido a primeros de mes, anduvo templado y con cierto regusto ante un segundo al que le faltó raza y fortaleza.

El quinto fue otra cosa, un toro de muy buen son al que el alicantino cuajó una faena un punto intermitente, con algunos muletazos de bella factura y otros menos compactos, de ahí que, tras la estocada final, el premio quedara en singular.