Rafael Gónzalez ‘Chiqulín’ (Córdoba, 26 de febrero de 1968) está considerado como uno de los toreros con más eco en la época dorada de los años 90, tiempo en el que se recuerda con esa frase de ‘No hay billetes’ debido a aquellas tardes de gloria que les daba a la ciudad en la Plaza de Toros de Córdoba, donde se vitoreaban y aplaudían sus grandes faenas. Ya retirado desde 2004, en la actualidad es el director artístico de la Escuela de Tauromaquia de Córdoba, y vive así una nueva etapa como formador de futuros toreros. Hoy, tras pasar al atrio del Hotel Palacio de Colomera, con luz natural, y habitado como restaurante para desayunos, tomamos asiento para hablar de esas inquietudes que lo llevaron a ocupar dicho puesto como director en la escuela, además de los objetivos que persigue con sus alumnos.

--Su retirada de los ruedos fue en el año 2004 y en el 2012 fue nombrado director de la Escuela de Tauromaquia de Córdoba, donde en la actualidad ejerce como docente para futuras estrellas del toreo. ¿Qué le incentivó a ocupar ese puesto?

--La verdad es que desde un primer momento fue un proyecto muy ilusionante cuando me llamó su anterior presidente, Fran Gordón, para ofrecerme este cargo, y no dudé en ningún momento en aceptarlo, ya que me veía reflejado cuando yo era joven y de pequeño me llevaba mi abuelo a la Escuela Taurina. Me encanta poder inculcar a estos becerristas o novilleros todo lo que sé y he aprendido en esta carrera, y formar así a aquellos que quieren ser toreros. Además, una gran razón para desempeñar el puesto en la escuela taurina es que todo torero o aficionado debemos apoyar la fiesta y a los muchachos que quieren ser toreros. Por lo tanto, fue como un deber y una obligación que tengo como torero que he sido.

-¿Cuáles son sus objetivos generales como director de la Escela de Tauromaquia de Córdoba?

--El objetivo principal es intentar crear mucha afición, y que salgan uno o dos chavales que vuelvan a ilusionar a Córdoba, y que la ciudad vuelva a tener ese ambiente que tenía hace algunos años, en los que esta ciudad estuvo totalmente ilusionada con los toreros de la tierra que fuimos saliendo.

--¿Qué es lo que más le llena en esta faceta al estar formando a futuros toreros?

--Me llena el hecho de verme reflejado en ellos y percibir esa ilusión, ganas y afición por llegar a lo más alto del toreo, la misma que yo tuve en su día el día que decidí que quería enfocar mi vida a los ruedos.

--Cada alumno tiene necesidades diferentes ¿Cómo trabaja con cada uno de ellos? ¿Le dedica un trato personalizado según las cualidades que observa en cada uno de los que quieren aprender a ser toreros?

--Desde que los alumnos entran en la escuela, algunos o la mayoría sin saber coger un capote y una muleta, llegan, eso sí, con esas ganas de querer ser toreros que les va a impulsar para seguir creciendo a medida que vayan aprendiendo cosas, pero en principio no tienen ni idea. Por lo tanto, al principio a todos se les instruye del mismo modo que tienen una inmensas ganas de triunfar, pero que tienen que ir aprendiendo. Mediante técnicas, y cuando ya han experimentado cierto avance en las artes básicas, se empiezan a poner delante de becerras para ir cogiendo oficio. Es decir, todo tiene su trayectoria, sus escalas y su cauce hasta que el alumno abandona la escuela listo para ser torero.

-- ¿Y en el caso de ver desánimo y desgana en un alumno? ¿Cuál es su clave para la motivación en un campo tan difícil como este?

--En está profesión todos nos hemos venido abajo alguna vez, ya que es muy dura y sacrificada, pero a la vez no dudo de que es la más bonita del mundo. Pero tenemos que motivarlos en el sentido que conociendo las dificultades de esta profesión, hay que luchar. Pero como en todo en la vida, nada se consigue sin sacrificio y lucha. La clave es nunca desfallecer en el empeño, aunque lleguen momentos complicados, y que estén preparados tanto física como mentalmente para ser torero, ya que el que lucha y se esfuerza al final consigue sus metas.

--¿Ve en alguno de sus alumnos un reflejo de usted en sus tiempos de novillero?

--Tengo alumnos en su estilo y personalidad, ya que lo bonito de la profesión, algo al mismo tiempo complicado, es que cada torero muestra unas maneras y unas formas para interpretar el toreo. En la escuela se aprenden técnicas, pero luego cada uno lo muestra como quiere, y eso es algo que me ilusiona, que cada alumno tenga su propia personalidad.

--¿Mediante que forma o medios se mantiene la Escuela Taurina? ¿Cuáles son los ingresos que permiten su supervivencia?

--Los medios que tenemos, ya que no contamos con subvenciones, se deben principalmente a los socios del Círculo Taurino mediante la cuota que abonan todos los meses, a través de la cual sufragamos los gastos de viajes, capotes, muletas y animales para torear en el campo. La labor que hace el Círculo, tanto su presidente actual, Alfonso Téllez, como toda la directiva es un gran trabajo para que estos chicos cumplan sus sueños de ser toreros. Digamos que sobrevivimos gracias a la propia afición de quienes nos mantienen.

--¿Se ha visto afectada la escuela de forma significativa debido a la pandemia?

--Todos nos hemos sentido afectados, pero inmediatamente tras finalizar el estado de alarma empezamos a ir al campo y a los tentaderos. Además cada alumno en su c asa entrenaba, ya que yo les decía que, a pesar de la pandemia, en el salón de su casa tenían que coger el capote y la muleta. El toreo necesita una preparación continua, aunque estés en tu casa metido, en un ambiente que es el más natural posiblemente, y cuando hemos empezado a ir al campo tras ponerle las primeras vacas se notaba el trabajo de entrenamiento hecho en casa.

--Carlos Fernández ha sido clasificado para las novilladas de Canal Sur. ¿Qué ha supuesto dicha clasificación tanto para el alumno como para la escuela? ¿Quién ha sido el profesor encargado de instruir al novillero?

--Ha sido una satisfacción y una ilusión, el alumno Carlos Fernández ha dado un paso más adelante al conseguir formar parte de las novilladas de Canal Sur, y en especial siento una inmensa alegría por Carlos. Todo torero lo que quiere es torear, que lo televisen y que lo vean es un importante incentivo para su carrera. Por otro lado, en este caso su formación le viene de la mano de Juan Antonio García ‘El califa’, y parte mía también, claro está.

A Chiquilín se le adivina una ilusión especial mientras cuenta las inquietudes, motivaciones y en parte el sentido del deber como torero que lo llevaron a ocupar el puesto al frente de la escuela, algo de lo que no se ha arrepentido en ningún momento, ya que le abre el camino a futuros toreros, además de apoyar la fiesta, algo también muy importante y necesario para mantener viva la afición en los tiempos que corren.