Ganado: seis toros de Adolfo Martín, bien presentados, flojos y complicados.

Juan Bautista: silencio en ambos.

Paúl Abadía "Serranito": silencio y vuelta al ruedo.

Emilio de Justo: silencio y vuelta al ruedo.

Incidencias: En la enfermería fue asistido Serranito de: "Cornada en la zona perianal izquierda con seis centímetros de diámetro y dos trayectorias: una hacia adelante y hacia adentro de 20 centímetros que llega a pared posterior de pubis con arrancamiento de colaterales venosas y nervios superficiales disecando la pared izquierda del recto". "Y otra de 10 centímetros hacia atrás que llega a isquion arrancando las colaterales arteriales, y produciendo destrozos musculares además de afectar a piel y tejido celular subcutáneo. Pronóstico grave". Firma el parte el doctor Enrique Crespo Rubio.

Muy deslucida corrida la que pudieron presenciar ayer los aficionados en el coso taurino oscense, del hierro de Adolfo Martín, en la que Serranito, que fue herido grave por su primero, tuvo el pundonor de quedarse en el ruedo hasta dar cuenta del quinto. Dio una vuelta a ruedo igual que Emilio de Justo.

El primer toro de Juan Bautista, abierto de cara, tal vez fue demasiado picado, y eso propició que diera poco de sí en el último tercio, parándose muy pronto pues no tuvo recorrido, ni el torero que poco le sacó al astado aunque realizó una faena aseada y breve.

El cuarto de la tarde, y segundo para el torero francés, fue un toro flojo que apenas se prestó. Bautista tampoco se dio demasiada coba y, al ver que no podía hacer prácticamente nada de tan desabrido animal, optó por irse a por a la espada. Serranito, consciente de lo que mucho que se jugaba en la tarde de ayer en Huesca, salió a por todas, tratando de agradar para aprovechar la oportunidad que tenía. Su primero no le dejó hacer nada, un toro de aviesas y peligrosas intenciones, que, después de avisarle en varias ocasiones, al final le acabó echando mano. Le pegó una cornada grave en la zona del recto, pero, lo que son las cosas, el torero aragonés, lejos de meterse para la enfermería, pidió que le vendaran la zona para mantenerse en el ruedo y poder dar cuenta del segundo de su lote.

En ese quinto toro poco se pudo ver tanto por el toro, que apenas se prestó, como por el torero, muy mermado de facultades. No obstante, lo intentó Serranito, que buscó el abrigo de las peñas de sol, más fue imposible estructurar faena lucida. No obstante, la gente agradeció las agallas y la vergüenza torera demostrada y le invitó a que diera una vuelta al ruedo. Al finalizar la misma pasó a la enfermería para ser operado de lo que al final fue una cornada de pronóstico grave.

Emilio de Justo puso algunas gotas de calidad de su toreo en las tandas con la muleta que dio sobre todo por el pitón derecho a su primero, con el que finalmente se atascó con los aceros.

Y algo parecido le pasó con el que cerró plaza, otro animal que no acabó de romper para adelante, y con el que nuevamente hubo más torero que toro. Pero falló nuevamente con la espada y tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo.