"Seguimos donde estábamos", declaró ayer el presidente de la sociedad propietaria de Los Califas, Tomás González de Canales, tras reunirse con la empresa en un encuentro que se suponía definitivo para despejar el futuro de la Feria de Mayo. Pero nada. Todo sigue igual. Es decir, ni la empresa Ramguertauro presentó unos nuevos carteles, como le había exigido la propiedad del coso tras rechazarle los primeros por su escasa calidad, ni esta ejecutó la resolución del contrato con la primera, tal y como había anunciado. Incluso puede que ya no llegue a hacerlo, convirtiendo en papel mojado la comunicación que le hizo en ese sentido el pasado jueves --hasta le dio 48 horas límite para desalojar la plaza-- y que luego, en lo que parecía un gesto, dejó en suspenso hasta ayer como una nueva "oportunidad". Lo dicho, ahora huele a un simple amago. Y es que todo apunta a que la empresa, cómoda con la situación --una amenaza de rescisión que no llega a cumplirse-- y la propiedad, temerosa de no poder garantizar la celebración de la Feria por los plazos que le impondría un contencioso en los juzgados, se han dado la mano de nuevo para buscar una solución.

¿Y por dónde pasa esta? Pues todo está enfocado a contratar a Finito, la principal ausencia del ciclo que fue rechazado de primeras. Algo que trae un problema aparejado y nada baladí: ¿Cómo hacerlo si el torero arremetió contra la empresa por el trato recibido y no se entendería ahora que retomara las negociaciones con Ramguertauro? Pues la fórmula sería que la sociedad propietaria se ponga al frente de las negociaciones y que Finito sea contratado por esta y no por la empresa, a quien acusó de intentar humillarle. Así se vendería mejor el volantazo. Es más, la propiedad ya está en ello, incluso con propuestas concretas para Finito, como es vox pópuli en los mentideros taurinos: que si una encerrona con seis toros para el viernes o el sábado y su inclusión en el día que quede libre en una corrida de ocho toros para él, Ponce, Morante y Talavante; que si un mano a mano con Morante y una terna con Ponce y Talavante- La empresa está abierta a todo, es más, incluso se diría que encantada con las sugerencias de la propiedad.

"La reunión se ha desarrollado bien, se han acercado posturas en cuanto a carteles y ambas partes estamos consensuando matices", aseguró ayer el gerente de Ramguertauro, Julián Alonso, al tiempo que reconocía que la encerrona de Finito con seis toros, por ejemplo, no es una propuesta que haya hecho la empresa, sino "una de las fórmulas que ha sugerido la propiedad". Y habría que añadir que no ayer, sino el sábado. Pero como desde entonces la empresa no había podido avanzar en este ni en otro sentido --ayer mismo por la mañana, antes de la reunión, seguían sin haber hablado con Finito y solo tenían un intercambio de correos inconcretos con su apoderado, Simón Casas--, la propiedad reiteró ayer la idea del cartel y se puso al frente de las conversaciones.

Donde dije digo...

Por tanto, la nueva sintonía, más o menos forzada, entre sociedad propietaria y empresa parece aparentemente clara, dejando en nada las diferencias expresadas públicamente estos días de atrás por unos y por otros. Donde dije digo, digo Diego. Y eso sí, quizás sólo de momento, porque seguir este embrollo de intereses entrecruzados y pretender verle el fin se antoja complicado. Hasta que presenten los carteles definitivos y ambas partes se aclaren. Mientras tanto, la casa sin barrer. Y la esperada catarsis en Los Califas, aparcada sine díe.