Un total de ocho orejas y una doble salida a hombros fue el resultado numérico del festejo celebrado ayer en Priego con motivo de la Feria Real de la localidad de la Subbética, que tras el batacazo del pasado año, acogía nuevamente una corrida de toros. Tal vez esa pueda ser la primera y más positiva valoración de lo acaecido ayer en el Coso de las Canteras, toda vez que aún son muchos los aficionados que aún no han recuperado el importe de las localidades de aquel festejo, por lo que la media entrada que registraban los más que centenarios tendidos puede considerarse hasta un éxito, aunque el empresario seguro que opinará todo lo contrario, habida cuenta del caché de dos de los acartelados.

Pero superado el fantasma de las dudas a la hora de pasar por taquilla, en el patio de cuadrillas se cocía otro escollo que hubo que superar a prisa y corriendo, ya que el quirófano no había pasado la oportuna revisión, por lo que no podía ser utilizado, algo que se sabía desde hace más de un año. De ahí que se tuvo que instalar a toda prisa una enfermería de campaña por parte de Cruz Roja en el patio de cuadrillas, aunque por la megafonía se anunciaban largas colas en taquilla que obligaban a retrasar el inicio del festejo quince minutos.

Así que una vez roto el paseíllo, muchos respiraron tranquilos porque se había conseguido que volviera a celebrarse un festejo taurino, algo que, queda dicho y visto lo visto, ya puede catalogarse como un éxito.

En lo que al desarrollo del mismo se refiere, el ganado condicionó en gran medida la actuación de los tres espadas, demostrando unos y otros el oficio que atesoran y sorprendiendo gratamente Canales Rivera, que pese a no vestirse de luces muy a menudo, dejó algunos detalles dignos de mención pese a contar con el lote menos colaborador y emborronar lo que podría haber sido un triunfo por su pésimo uso de la espada.

Por su parte, Miguel Ángel Perera dio en sus dos toros sobradas muestras del poderío que atesora con el capote y el temple de una muleta que maneja con una exquisita suavidad, unas veces aprovechando el viaje del toro y otras metiéndolo en los engaños a base de suaves tandas con las que limó la áspera embestida del primero de su lote, exigiéndole cada vez más al quinto de la tarde, hasta que su oponente dijo basta y se rajó por completo. Dos estocadas de libro rubricaron una buena actuación del diestro extremeño en Priego, que salía a hombros acompañando a Cayetano, a la postre resultó el triunfador numérico del festejo tras dos faenas de corte similar, mucho más rotunda la primera, con un cambio de mano antológico y varias tandas con la derecha de muchos kilates, aprovechando las cualidades del mejor toro del encierro. En el que cerraba plaza, en el que devolvía el brindis a su primo Canales Rivera, tal vez con menos rotundidad que en su primero, Cayetano volvía a estructurar su faena por el pitón derecho, aprovechando en este caso el viaje del toro.H