Un total de tres orejas, aunque de muy distinto valor, se repartieron los tres rejoneadores que actuaron ayer en Las Ventas, que contaron con el buen juego de los toros de Carmen Lorenzo pero también con la dificultad añadida de tener que lidiarlos bajo la tormenta y sobre un peligroso lodazal. Ese fue el verdadero mérito de la terna de jinetes de esta tercera corrida de rejones de la feria, pues justo a la salida del tercer toro comenzó a descargar sobre Las Ventas una fuerte tormenta que fue convirtiendo el escenario en una auténtica pista de patinaje. El trofeo de mayor valor y autenticidad lo cortó Pablo Hermoso de Mendoza del segundo de su lote, después de que ante el bravo primero, todavía con el ruedo en condiciones aceptables, luciera mejor toreando de costado que clavando banderillas. Pero con el cuarto, ya con la plaza totalmente embarrada, el maestro navarro hizo un alarde de dominio y de valor, llevando prendidas las embestidas del encastado ejemplar a centímetros de la grupa de su caballo Disparate, siempre con una notable exposición y clavando banderillas por delante y con verdad.

Sergio Galán, que también expuso sobre el barro con el quinto en una faena muy similar salvo en su remate, fue el primero en abrir el marcador tras recrearse en embroques muy templados y frontales con el toro que salió en segundo lugar, justo antes de que se desatara la tormenta. Lo mejor de su actuación, tanto con uno como con otro, fueron los pares de banderillas a dos manos sobre Apolo, un caballo con el que así logra llegar al cénit de sus faenas.

A Lea Vicens sí que le tocó lidiar sobre el lodo a sus dos toros, aunque con el bravo tercero el ruedo aún no estaba en las pésimas condiciones que lucía en el turno del noble toro que cerró plaza. Con todo, ni con uno ni con otro se centró la francesa, muy despegada y destemplada al torear y aún más desacertada al clavar, por mucho que se le premiara al final con una barata oreja de consolación, absolutamente intrascendente en comparación con las de sus compañeros.