Ganado: toros de Fermín Bohórquez, desiguales de presentación y de escaso juego; sosos, sin codicia y parados en general.

Pablo Hermoso de Mendoza: pinchazo y rejón (ovación), y pinchazo y rejón (oreja).

Lea Vicens: rejón y dos descabellos (ovación), y pinchazo bajo y rejón trasero (ovación).

Guillermo Hermoso de Mendoza: cuatro pinchazos y rejón (ovación), y rejón y tres descabellos (ovación)

Plaza: Los Califas (Córdoba) Menos de un cuarto de entrada.

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Una oreja para Pablo Hermoso de Mendoza fue el exiguo balance de la corrida de rejones celebrada este sábado en Los Califas, un festejo condicionado por el escaso juego del ganado de Fermín Bohórquez y en el que, aun sin trofeos, el más destacado fue Guillermo Hermoso de Mendoza.

Fue su padre, en cambio, el único que tocó pelo. El trofeo lo obtuvo en el segundo de su lote poniendo mucho más que el toro, parado en exceso. Lució sobre todo con Índico, que aportó mucha alegría llegando en corto al animal y toreando de costadillo a escasa distancia. Luego, los adornos lejos de la cara del toro con Donatelli y unas cortas colocadas con mucha continuidad le hicieron ganarse al público y la oreja. En su primero, sin embargo, se mostró muy fácil en los encuentros y desigual al clavar. Ante un toro sin apenas fuelle, el navarro cumplió una faena de trámite.

Pero hay que insistir en que la novedad del cartel, Guillermo Hermoso de Mendoza, hijo del anterior y recién alternativado en la Feria de Abril de Sevilla, fue el que más interesó al público a lo largo de la tarde. En su primero, soso y parado, se empleó en el toreo por la cara con Januca, muy resuelto siempre y poniendo mucha más chispa que el de Bohórquez. Resultó especialmente lucido un par de cortas a dos manos, pero luego falló estrepitosamente con el rejón de muerte.

Guillermo Hermoso de Mendoza, antes de prender una banderilla. RAMÓN AZAÑÓN

Ya en el sexto, de nuevo estuvo muy alegre en la monta, con desparpajo y toreando mucho y bien entre suertes, destacando en el toreo de costadillo con Disparate. Con el toro más agotado, también se apuntó una pirueta muy ajustada, pero una vez más se aperreó a la hora de dar muerte a su enemigo, necesitando tres descabellos pie a tierra que le impidieron obtener ningún trofeo.

Como este, también Lea Vicens se fue de vacío, aunque en su caso dejó menos argumentos para obtenerlos. En su primero, ejemplar soso, toreó bastante entre suertes, tirando bien del animal para colocarlo, algo que no había demostrado en sus anteriores actuaciones en Córdoba y que tampoco hizo en el quinto, el que tuvo más brío. En cualquier caso, como es habitual en su rejoneo, en ambos clavó de lejos, sin apreturas en los encuentros y, además, con varios fallos al intentar encontrar toro y prender las banderillas en el segundo. A la hora de matar tampoco anduvo fina y todo quedó en nada en una tarde, de nuevo, sin apenas público en los tendidos.

Lea Vicens, durante la labor ante uno de los toros de su lote. RAMÓN AZAÑÓN