La catedral de Albacete se quedó ayer pequeña en el funeral por el diestro Dámaso González, cuyo féretro fue portado, después de dar la vuelta al ruedo, desde la plaza de toros por toreros y familiares. Entre las 8.30 y las 12.30 horas estuvo abierta, en la plaza de toros de Albacete, la capilla ardiente.