Toros de Victoriano del Río, el sexto con el hierro de Toros de Cortés, desiguales de presentación y juego. Blando, sin raza y a menos, el primero; desrazado también, el segundo; muy descastado el tercero; de dulce pero justito de fuerzas, el cuarto; blando y manejable, el quinto; y sin clase, el bruto y defensivo sexto.

José María Manzanares, de azul rey y oro: estocada (oreja); y estocada fulminante en la suerte de recibir (dos orejas).

Andrés Roca Rey, de tabaco y oro: estocada (ovación); y pinchazo hondo y dos descabellos (dos orejas).

Álvaro García, de nazareno y oro, que tomaba la alternativa: estocada desprendida (oreja); y pinchazo, estocada y varios descabellos (ovación).

La plaza registró más de tres cuartos de entrada en los tendidos.

Los diestros José María Manzanares y Andrés Roca Rey pasearon tres y dos orejas, respectivamente, y salieron ayer a hombros en la tarde de la alternativa del local Álvaro García en San Sebastián de los Reyes (Madrid), que paseó un solitario trofeo antes de cerrarse la Puerta Grande con la espada.

Manzanares cortó una orejita de su insulso primero merced a una faena compuestita, sin apreturas, con fogonazos sueltos de exquisito corte y bien rubricada con los aceros. Mejor anduvo con el extraordinario quinto, al que no le sobraban las fuerzas. El alicantino diseñó una labor elegante, de empaque y gusto en la interpretación, aunque nuevamente el faltara algo más de ajuste. Pero hubo muletazos sublimes, detalles torerísimos como los cambios de mano y las trincheras. Un espazado en la suerte de recibir puso en sus manos las dos orejas.

Roca Rey nada más que pudo brillar con el capote en su primero, el cual manejó con mucha variedad: verónicas, delantales, chicuelinas, altaneras y gaoneras pusieron ambiente de frenesí en los tendidos, que se quedarían con la miel de los labios al ver como el de Victoriano del Río se negó enseguida en la muleta. En el quinto salió a por todas el peruano, que volvió a destacar con el percal. Muleta en mano se mostró poderoso, muy autoritario con un animal que se dejó pese a su escasa fortaleza, y al que Roca exprimió hasta la última gota. No importó la falta de contundencia con la espada para la concesión de las dos orejas.

El toro de la alternativa de Álvaro García tuvo tanta nobleza como falta de fuerzas y raza. El joven torero local anduvo animoso en una labor argumentada en el pitón izquierdo, y perfectamente rubricada con la tizona, la misma que se encargó de cerrarle la Puerta Grande en el sexto, un toro sin clase, bruto y a la defensiva, con el que García no pasó de voluntarioso. La plaza registró más de tres cuartos de entrada en los tendidos.

ACCIDENTADO ENCIERRO / Dentro del programa taurino de la población madrileña durante estos días, el sexto y último encierro de su fiesta grande concluyó con nueve heridos leves por caídas y rozaduras, sin haberse registrado lesiones graves, lo que permitió que todos fueran dados de alta tras ser examinados por los sanitarios. La carrera duró dos minutos y ocho segundos, aunque los toros entraron en la plaza cuando había pasado un minuto y 36 segundos; y contó con 1.700 corredores, según indicó a Efe el coordinador de Protección Civil, Pedro Martínez.

Por otro lado, Martínez agregó que los dos heridos que ayer tuvieron que ser derivados al Hospital Infanta Sofía fueron dados de alta sin revestir gravedad, aunque los sanitarios confirmaron que uno de ellos sufría una luxación en el hombro, mientras que el otro tenía un esguince en el codo.