Ganado: Seis novillos de Los Ronceles aceptablemente presentados, nobles y de buen juego en general.

Borja Álvarez: Estocada (silencio) y tres pinchazos, estocada y siete descabellos (silencio tras dos avisos).

Javier Moreno ‘Lagartijo’: Estocada (dos orejas) y estocada (dos orejas).

Rafael Reyes: Estocada y descabello (ovación tras aviso) y media estocada, descabello (ovación tras aviso).

Incidencias: Tarde fría y ventosa. ‘Lagartijo’ salió a hombros.

La novillada celebrada ayer en Montoro era el pistoletazo de salida de la temporada en la provincia de Córdoba y aunque en el cartel figuraban tres jóvenes (Rafael Reyes se presentaba en Córdoba como novillero con caballos), el viento, el frío y los nubarrones no invitaban a asistir a la plaza. Pero, en fin, los poquitos que fueron se lo pasaron bien

Triunfador por número de trofeos y por actitud fue Lagartijo, que anduvo toda la tarde muy dispuesto. A su primer toro lo recibió rodilla en tierra para salirse con él a los medios. Ante la poca fuerza del animal (acentuada por lo resbaladizo del ruedo), hizo bien en iniciar la faena con pases por alto. Luego lo toreó por ambas manos con temple y suavidad, cuidándolo mucho. Le aguantó muchísimo, en ese terreno se siente cómodo, y terminó su labor con una serie de rodillas. A su segundo enemigo, tras estar aseado con el capote, lo dobló muy bien para salirse al centro a torear por ambas manos. El novillo se fue apagando y optó por las cercanías. Mató bien y otras dos orejas al esportón.

Rafael Reyes recibió a su primer oponente con una larga cambiada para continuar a la verónica. Con la franela, unos torerísimos doblones, nos hizo esperar lo mejor. Efectivamente, por el pitón derecho le enjaretó una serie de mucho peso. Sin embargo, por el pitón izquierdo, aunque logró muletazos de bello trazo, hubo de desistir por la incomodidad de la embestida. A su segundo enemigo, espoleado por el balance triunfal de su compañero, le instrumentó una serie de verónicas moviendo muy bien los brazos, que fue lo mejor de la tarde. Incluso lo banderilleó con mucho estilo. Con la pañosa se fue al centro del ruedo y citó al toro para hacerle un cambio escalofriante por la espalda. Hasta dos veces lo hizo, poniendo, por su quietud, la emoción en los tendidos. Luego el animal cabeceaba y molestó la labor del chaval. Con todo, consiguió varios pases aceptables.

Por su parte Borja Álvarez no dejó, precisamente, un sello torero para recordar. Solo le tenemos apuntada una serie con la derecha, a su segundo, de mucha calidad.