El diestro Juan del Álamo ofreció ayer en el cierre de la Feria de la Peregrina de Pontevedra una gran tarde de toros, y cortó dos orejas, una de cada toro de su lote, que pudieron ser cuatro de no haber fallado a espadas en ambos.

No obstante, Del Álamo estuvo a un gran nivel en ambos astados. Y eso que no tuvo un lote para hacer el toreo relajado y a gusto, todo lo contrario, su primero fue un toro encastado y exigente con el que el joven espada de Ciudad Rodrigo, que inició faena de rodillas, anduvo firme y muy capaz para imponerse a las circunstancias y, lo más importantes, convencer a unos tendidos totalmente entregados con él.

El cuarto no se empleó tanto, pero el que sí lo hizo fue Del Álamo, que, a igual que en su primero, brilló manejando el percal.