El novillero venezolano Jesús Enrique Colombo cortó tres orejas en la sexta de abono de la feria de Albacete, pero no pudo salir a hombros por culpa de una cornada sufrida en las postrimerías de su labor al quinto, al que desorejó tras firmar la faena más rotunda de la función. Colombo está pidiendo a gritos el toro. El novillo ya se le queda corto. Lo lleva demostrando prácticamente desde que empezó la temporada. No ha habido plaza ni feria que se le haya resistido. Ni siquiera la de Albacete, de donde salió a hombros tras una actuación de mucha autoridad, saldada con tres orejas. Lo gordo llegó en el cuarto, un novillo también de francas posibilidades, con el que el joven de San Cristóbal ya había brillado tanto con el percal como con los palos. La faena de muleta, presidida por el oficio y el mando, contó con pasajes muy rotundos sobre ambas manos. La gente vibró con él, y se estremeció también cuando salió por los aires en las bernadinas finales. Escalofriante.