Ganado: seis toros de Marqués de Quintanar, bien presentados. Nobles pero muy flojos y con un hilo de casta. Con algo más de duración el quinto y mayor calidad el sexto.

Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’: silencio y ovación.

David Mora: oreja y oreja.

Antonio Nazaré: oreja y oreja.

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Los diestros David Mora y Antonio Nazaré, con dos orejas cada uno, salieron ayer a hombros en la localidad ciudadrealeña de Almagro, donde Juan Serrano Finito de Córdoba se fue de vacío. Un cartel que reunía interés para los aficionados, porque de la terna se podría calificar de torero de público, si acaso, a Finito, por aquello de aparecer, esporádicamente, en la prensa del corazón. Pero ninguno de los tres espadas anunciados en Almagro ocupa la élite, sino esa segunda y tercera línea del escalafón que tan buenos toreros alberga, o que esconde. Uno de ellos es Antonio Nazaré, diestro que sabe torear pero que apenas se viste de torero, y cuando lo hace, se enfrenta a corridas con menguadas posibilidades de triunfo, como ocurrió en Almagro. Algo más torea David Mora, quien en Almagro exprimió las remisas embestidas de su primero, con fases despaciosas bien rematadas con la espada.

Finito, con dos animales ayunos de casta y fuelle, dibujó varios carteles de toros. Tampoco muchos, pero más de los que nadie habría esperado de semejantes oponentes, los cuales tuvieron tanta nobleza como sosería, y la casta en la reserva. Varias de sus verónicas al cuarto también tuvieron altura estética.