FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Juan Pedro Domecq, justos de presentados, flojos y descastados en general.

Francisco Rivera Ordóñez, Paquirri, de azul rey y oro: media (palmas); y pinchazo y estocada (ovación).

Cayetano, de obispo y oro: estocada (ovación tras petición); y pinchazo y estocada (palmas).

Ginés Marín, de verde hoja y oro: dos pinchazos y dos descabellos (ovación); y varios pinchazos (silencio).

Al finalizar el paseíllo, se guardó un minuto de silencio por las víctimas del atentado de Barcelona.

En cuadrillas, saludaron en banderillas Iván García y Alberto Zayas.

La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde agradable.

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Llegó el día después de la euforia y la tarde no pudo ser más anodina. No acompañaron los toros de Juan Pedro Domecq, que ayer sí se lidiaban al completo y que mostraron una gran falta de raza y fuerzas, lo que condicionó el discurrir del festejo.

Ginés Marín recibió al tercero, primero de su lote, por verónicas muy templadas para después echarse el capote a la espalda y seguir por gaoneras y chicuelinas. Brindó al público y comenzó la faena de muleta teniendo que medir la altura a la que conducir al animal debido a la manifiesta flojedad del mismo.

Faena de gusto, de temple y empaque, basada sobre la mano izquierda. Citó de frente, con el pecho por delante, sacando los muletazos de uno en uno, pero de manos muy bajas y enroscándose también el animal a la cintura.

En su segundo, sexto de la tarde, un animal con casi seis años, lo paró con verónicas rodilla en tierra de empaque para terminar con una larga.

Animal complicado, que se quedaba muy corto y reponía muy rápido. Se la jugó el extremeño acortando mucho las distancias y dejándoselo pasar muy cerca de la taleguilla, llegando a asustar al personal que se entregó con Ginés, a pesar de la sosería del de Juan Pedro, que acabó metido en las tablas.

Muy dispuesto llegó al coso malacitano Cayetano Rivera. En su primero, que lo recibió de capote con una revolera para seguir por verónicas, empezó la faena de muleta sentado en el estribo. Pero el toro se fue viniendo muy a menos y, acusando la falta de fuerza, apenas se empleó, sin acabar de salir del terreno de tablas.

Aun así, Cayetano lo intentó sobre ambos pitones, agradando al personal, el cual después de una estocada pidió con mayoría la oreja que la presidenta declinó en otorgar. En su segundo no consiguió conectar del todo con el tendido. Faena de altibajos sobre ambos pitones, en la que el animal soltaba un gañafón al final de cada pase.