Los becerros de Saltillo, bravos, nobles y repetidores, al cuarto se le dio la vuelta al ruedo, colaboraron en gran medida al éxito de los cuatro chavales que hicieron el paseíllo en el festejo, en formato de clase práctica, como tradicional y centenario homenaje a la Mujer Cordobesa, ideado en el siglo XIX por Rafael Guerra Guerrita. Si bien la idea original era entrada exclusiva en el tendido, para las mujeres, el formato lo cambió el año pasado su nuevo organizador, el Círculo Taurino de Córdoba, permitiendo el acceso a toda la familia.

Aún así, la intención primigenia de esta histórica becerrada ha ido perdiendo atractivo y esos tendidos rebosantes de cordobesas, muchas venidas de la provincia, muestran actualmente demasiado cemento.

Pero, en fin, las tradiciones hay que mantenerlas y en ello está el Círculo Taurino de Córdoba, apoyado en varias firmas comerciales que contribuyen con su aportación a paliar el importante coste del festejo.

Los cuatro protagonistas, David Gavilán Fuentes Bocanegra, de la escuela taurina de Córdoba (dos orejas); Miguel Osorio Miguelito, de la escuela taurina de Ubrique (oreja); Pedro Montenegro, de la escuela taurina de Albacete (oreja) y José Antonio Díaz Joselito de Córdoba, de la escuela taurina cordobesa (dos orejas y rabo), estuvieron muy toreros y se ganaron el cariño y la consideración del público que se lo pasó en grande con el buen hacer de los jóvenes toreros.

Presidió el festejo el matador de toros Agustín Castellano El Puri.

Los cuatro becerristas salieron a hombros por la puerta grande de la plaza de los Califas, que registró un cuarto de aforo en tarde calurosa.