Manuel Benítez, tras haber actuado en varios pueblos y capeas, se presentó en Córdoba el domingo día 15 de mayo de 1960, figurando por primera vez en los carteles con el nombre de El Cordobés. Esa tarde completa el cartel con el torero argentino Edmundo Juárez y el venezolano Ramón Montero, con novillos de Francisco Amián. El Cordobés cortó una oreja a cada uno de sus novillos y salió de la plaza a hombros. Y puede decirse que desde esta tarde parte la estela de triunfos y popularidad que han jalonado la carrera taurina de Manuel Benítez El Cordobés, convirtiéndolo en torero de leyenda. En aquel mes de mayo de 1960, en quince días, tomó parte en cinco festejos. La novillada referida de Córdoba, tres en su pueblo Palma del Río (días 21, 22 y 26) y una en Priego de Córdoba (día 29). Todas con llenazos impresionantes y con el zurrón lleno de los máximos trofeos. El Cordobés consigue llevar a la plaza a los públicos más diversos. Gente que nunca había asistido a los toros se emocionan y disfrutan en el tendido viéndolo torear.

Los carteles que se publican en prensa anunciaban a El Cordobés como El Rey del Valor y no especificaban la ganadería. En cuanto a los compañeros, el cartel terminaba indicando que estaría acompañado de dos afamados diestros. Ya comenzaba a vislumbrarse a un torero con tanta fuerza que con el solo anuncio de su nombre levantaba expectación.

La pasión ya estaba desbordada. No se habla nada más que de este chaval y comienzan las empresas a disputárselo, pues saben que se acaba el papel enseguida que se anuncia un festejo con su participación.

Así fue el comienzo del torero más grande y revolucionario de la segunda mitad del siglo XX, tras estos cinco festejos: el de Córdoba, los tres de Palma del Río y el de Priego de Córdoba, en solo 15 días, que fueron determinantes para que se le despejara el horizonte a un chico humilde, pero honrado, que lo dio todo en la plaza. Cuando termina esta temporada de 1960, la primera en su vida profesional, el balance no puede ser más impresionante. En total, actuó en 33 festejos, repartidos de la siguiente manera: 16 festejos sin picadores, 14 con picadores y tres festivales, dos en Córdoba y uno en Priego. En total fueron 72 los novillos estoqueados. Logró 90 orejas, 31 rabos y 13 patas, con treinta salidas a hombros.

En su primera temporada como novillero con caballos continuó la racha triunfal de Manuel Benítez El Cordobés, cuyo nombre fue la base de los carteles en las principales plazas de España. Este año de 1961 alcanzó a torear sesenta y siete novilladas, lidiando un total de ciento treinta y cuatro novillos. Cortó ciento once orejas, veintisiete rabos y trece patas.

En Córdoba actuó en seis novilladas y el 22 de octubre en el Festival de la Campaña de Navidad e Invierno.

LA BECERRADA

Pero este mismo año, justo el día 30 de mayo, participó, desinteresadamente, en la Becerrada Homenaje a la Mujer Cordobesa, en la que participaban aspirantes a ser toreros. Como saben, esta becerrada contaba con la originalidad de que los varones no podían estar en el tendido. Solo podían estar en el callejón y cuando menos se lo esperaban, mientras se lidiaba una vaca, se soltaba otra por el callejón, provocando la estampida entre la risa de las mujeres que abarrotaban los tendidos.

Pues bien, el solo anuncio de la presencia de Manuel Benítez ocasionó un caos en los alrededores de la plaza varias horas antes del comienzo del festejo. Las colas eran interminables, dando la vuelta a la manzana.

El Cordobés presidió el festejo y al final bajó al ruedo para lidiar un novillo. Le cortó las dos orejas, el rabo y una pata entre el delirio general, saliendo en hombros de la multitud.

Hacía solo un año que había comenzado su carrera taurina y ya era un ídolo de los públicos y un filón para las empresas.