Ganado: Seis toros de El Pilar, bien presentados, blandos, sin raza y muy venidos a menos en conjunto, a excepción del buen cuarto y, en parte también, el sexto.

Manuel Jesús, El Cid silencio y oreja tras aviso.

Alberto López Simón: silencio y ovación tras aviso.

Román: ovación y silencio tras aviso.

La plaza: Castellón, un tercio

El diestro Manuel Jesús, el Cid, cortó ayer la única oreja del tercer festejo de la Feria de la Magdalena de Castellón, una tarde en la que se despedía de la afición castellonense y en la que tanto López Simón como Román se marcharon de vacío.

La oreja la cortó el Cid del cuarto, el único toro con verdaderas opciones de toda la corrida. El sevillano lo cuajó especialmente sobre la mano derecha en una faena bien acogida por los tendidos, que le acabaron premiando con ese trofeo, el último de su carrera en Castellón.

Antes, con el que abrió plaza, el Cid silenció tras pasar de puntillas ante un animal manso, sin clase y muy justo de fuerzas.

A López Simón le correspondió un lote de pocas opciones, fundamentalmente por la escasez de raza y fondo tanto del segundo como del quinto. El madrileño trató de imponerse a las circunstancias a base de voluntad y de empeño, pero fue imposible armar faenas ante la falta de codicia y acometividad de sus oponentes, a los que pasaportó con dos buenas estocadas.

El primero de Román tampoco le brindó demasiadas posibilidades. Un toro en el límite de todo con que el valenciano estuvo firme e insistente en la corta distancia, donde tiró también de recursos y efectismos que bien le hubieran granjeado un trofeo de haber utilizado la tizona con más contundencia.

El sexto fue un toro noble y manejable lo poco que duró, y con él Román estuvo intermitente y, al igual que en su toro anterior, demasiado fallón con los aceros.