Hace tiempo que los yihadistas dejaron de tener apellidos impronunciables para quienes no hablan árabe, casi el mismo tiempo que las Fuerzas de Seguridad del Estado de países como España persiguen la fuga de mujeres y hombres dispuestos a incorporarse a la causa de la yihad. Tomasa Pérez, una cordobesa de 41 años cuya familia es originaria de Pedro Abad, fue uno de los nombres que saltaron a la palestra hace ahora tres años. La Policía buscaba el rastro de esta mujer, hija de un constructor adinerado, criada entre Pedro Abad y La Viñuela, buena alumna del colegio Condesa de las Quemadas, que antes de cumplir la mayoría de edad se fue de casa tras enamorarse de Abdellah Ahram (Abu Yassin el Andalusí), al que dicen que conoció en un mercadillo de la ciudad y con quien se instaló primero en Alcolea. De esa relación, nacerían no se sabe bien si cuatro, cinco o seis hijos (Carmen, la madre de Tomasa, hace tiempo que perdió la cuenta, según fuentes cercanas a la familia). Uno de aquellos retoños, también de apellido Pérez, es ahora un radical convencido que desde Siria ha recordado al mundo su teoría de que Al Andalus debe volver a ser Califato y a defender el uso de la fuerza para vengar «la matanza» que llevó a cabo la Inquisición, abolida hace casi dos siglos.

Ramón y Carmen, los padres de Tomasa, metidos ya en los 70 años de edad, y su hijo, el hermano menor de Tomasa, que apenas conserva recuerdos de su hermana, no saben ni contestan sobre el tema más allá de reiterar que hace mucho que la dieron por perdida. Ya va para dos décadas. Pese a que en el pasado llegaron a ir a Marruecos para intentar traerla de vuelta a casa, según fuentes cercanas a la familia, acabaron por desistir en su intento, lo que no evita que se sobresalten cada vez que las noticias sacan a la luz el nombre de la hija.

El vídeo publicado el miércoles por ISIS, protagonizado por su nieto mayor, de 22 años, Muhammad Yasin Ahram Pérez (El Qurtubi), que habla a cara descubierta, pone en evidencia el proceso de radicalización de un núcleo familiar con raíces en España. Mientras el hijo de Tomasa Pérez abandera el mensaje del terror en dicho vídeo, según fuentes policiales, grabado en el 2014 y editado ahora con imágenes del atentado de Barcelona, el padre de El Qurtubi (El Cordobés), marido de Tomasa, permanece encarcelado en Marruecos, acusado de formar parte de una célula terrorista en Ceuta y condenado a doce años de cárcel y al pago de una multa de 45.000 euros. Abdellah Ahram El Andalusí tiene un largo historial y en España también fue perseguido por tráfico de drogas, actividad que le habría servido para financiar actividades terroristas, y por su presunta vinculación con el cabecilla del grupo terrorista Ansar al Medhi, acusado de planear ataques a objetivos militares y turísticos en Marruecos, tal y como informó este periódico en diciembre del 2014.

Fuentes policiales de la lucha antiterrorista sitúan a Tomasa Pérez y a sus hijos en Siria, aunque rastrean todos sus movimientos ya que el joven podría estar usando varias identidades para despistar a la Policía y amplificar su mensaje en las redes sociales. No es la primera vez que la cara de El Qurtubi se hace pública en los medios de comunicación. Los investigadores destacan de él su insistencia a la hora de reivindicar «la recuperación de Al Andalus» y su vinculación con la corriente takfir, que defiende la violencia como herramienta para imponer sus deseos a cualquier precio.

Mientras la cara de Muhammad Ahram Pérez circula por todo el mundo, el ambiente en Pedro Abad, de donde son sus abuelos maternos, era ayer sosegado, aunque los comentarios entre vecinos eran constantes desde que saltó esta noticia. Algunos manifestaban que conocían a Tomasa de cuando era niña y que llegó a llevar al pueblo a sus primeros hijos para que estuvieran con los abuelos. «Pero fue muy efímero», relatan. Evitan hacer comentarios y, si bien la impresión generalizada es la de asombro por lo ocurrido, la tranquilidad propia de un mes de agosto reinó en la calle Espino, donde Tomasa Pérez jugó de pequeña. La alcaldesa de Pedro Abad, Magdalena Luque, aseguró a este periódico que «la relación de este individuo con nuestro pueblo es nula, así como la de su madre, pero los abuelos maternos son una familia muy querida y trabajadora que nada tiene que ver con esta religión ni con el yihadismo». La regidora pidió el máximo respeto a la familia y el pueblo de Pedro Abad, «donde convive una comunidad pacífica de musulmanes».