Vamos a tenerlo claro, familia. Que no haya dudas al respecto. El Córdoba CF Córdoba CFno puede seguir en la Segunda B. Hay que salir de aquí y hay que hacerlo ya, en un puñado de jornadas que arrancarán este domingo y que terminarán quién sabe cuándo. La pandemia y su desarrollo marcarán la sinuosa ruta para salir de este ruinoso laberinto en el que más de cien empiezan y solamente cuatro lograrán su plaza para el próximo curso en el mapa del fútbol profesional.

El Córdoba es uno de esos inquilinos del galimatías. Tiene colgada una etiqueta de candidato, igual que otros. Bastantes más de los que podrán conseguir billete para irse a cualquier otra parte. No hay nada más humano que aspirar a una vida mejor. Sobre todo cuando a peor, por desgracia, ya no se puede ir. ¿O sí? Mejor ni pensarlo. Esta temporada no va de pensar, sino de hacer; no va de armar proyectos de futuro, sino de resolver este presente imperfecto e insoportable a medio plazo.

Hay que huir de aquí. Ese es el objetivo. El único posible. Como sea. Si se juega de fábula, fenomenal. Pero, ojo, por algo esta división se llama Segunda B. No es agradable oírlo, pero conviene recordarlo por si hay quien se dedica a pedir exquisiteces o a buscarle lecturas rebuscadas a ese título de «mejor plantilla de la categoría» que Miguel Valenzuela le puso al Córdoba. La mejor plantilla de Segunda B es la que logra salir de aquí. La belleza hay que buscarla en el resultado. No se engañen, ya no hay truco.