El último presupuesto del mandato prosperó ayer con la mayor parte de la oposición en contra. El Pleno del Ayuntamiento dio el visto bueno de forma inicial a las cuentas municipales del 2019, que recibieron el respaldo del equipo de gobierno (PSOE e IU) y del grupo de la oposición con el que ha pactado el borrador de las mismas, Ganemos, pero que fueron rechazadas por PP, Ciudadanos y UCOR. No hubo, por tanto, sorpresas en relación a lo avanzado por este periódico el martes. Cuando entren en vigor, el Ayuntamiento, sus empresas y organismos dispondrán para lo que quede de año de 385,7 millones, un 7% menos que en el 2018. La cifra que manejará el Ayuntamiento en solitario asciende a 286,3 millones, un 6% menos que la del ejercicio pasado.

Durante el debate, PP, Ciudadanos y UCOR pusieron de manifiesto que estos presupuestos serán «papel mojado», ya que auguran que, un año más, los proyectos previstos no se ejecutarán, y censuraron su carácter «electoralista». En cambio, IU garantizó las actuaciones contempladas, el PSOE aseguró que son las cuentas que «Córdoba necesita» y Ganemos destacó que son fruto del acuerdo y «no dejan a nadie atrás». Una vez que el documento se publique en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP), trámite que la delegada de Hacienda, Alba Doblas (IU), espera que se produzca hoy mismo, empezará a contar un plazo de quince días para la presentación de alegaciones. En caso de que haya objeciones, que Doblas no espera al no haber enmiendas (solo Cs presentó diez momentos antes de la sesión que fueron rechazadas), el presupuesto deberá ser aprobado de forma definitiva por el Pleno. Solo si no hay alegaciones, y según explicó Doblas, entraría en vigor sin necesidad de otra sesión plenaria.

Los presupuestos son para el PP la «evidencia del fracaso y de la mala gestión» del equipo de gobierno en un «mandato fallido», y así lo expuso su viceportavoz, Salvador Fuentes, que criticó que «engañan con números que son papel mojado», ya que «no ingresan lo que dicen», «no gastan lo que tienen» -en referencia a los 110 millones que hay en las arcas municipales- y no «cumplen con las inversiones». Fuentes llegó a decir que modificarán -en caso de gobernar tras las municipales- el presupuesto de la «a hasta la z» y acusó al equipo de gobierno de ser «un problema para Córdoba y una ruina».

«Un brindis al sol para ganar votos a la desesperada» son las cuentas para David Dorado (Cs), que subrayó la «incapacidad del equipo de gobierno» para ejecutarlas y que piensa que «está haciendo campaña para vender humo, fuegos artificiales». Entre las inversiones que echa en falta, incidió en las encaminadas a que Córdoba se convierta en centro logístico del sur. Tanto Dorado como Rafael Serrano (UCOR) echaron en cara al gobierno local «la falta de diálogo» y el rechazo de sus enmiendas. «Están confeccionados solo con el apoyo de Ganemos», dijo, «el resto le importamos poco». A su juicio, «ni se los cree nadie ni son lo que los cordobeses necesitan».

La principal defensora de las cuentas, Alba Doblas, que subrayó su «carácter social» y la «recuperación de los servicios públicos», acusó al PP (al que reprochó su política «de pocas luces» y que no proponga «alternativas» a los presupuestos), a Cs y a UCOR de «no querer trabajar» con Hacienda. Según Doblas, «los presupuestos están comprometidos y las actuaciones garantizadas» y «lo que haya en el cajón se gastará».

Para Mari Ángeles Aguilera (Ganemos), los presupuestos, que representan el modelo de ciudad del «diálogo», son «los de la gente común y contemplan medidas que les harán la vida más fácil». Aguilera, que enumeró todo lo que se ha avanzado en el mandato, aprovechó para dar un tirón de orejas al gobierno local porque «el ritmo ha sido más lento» de lo necesario y «podía haber sido más valiente» en Cosmos, la ayuda a domicilio o la Mezquita.

La portavoz del PSOE, Carmen González, resaltó el «equilibrio entre los barrios» que logran las cuentas, que se «preocupan por las personas que más lo necesitan». Sin embargo, fue el concejal socialista Emilio Aumente el que rompió la monotonía en un debate en el que era inevitable hablar en clave electoral o hacer balance del mandato y que casi sonaba a despedida. Aumente salió en defensa de su equipo y criticó a la oposición, en especial al PP, a la que considera «un fracaso absoluto».