Los médicos de familia, pediatras y profesionales de enfermería de los centros de salud, en colaboración con los especialistas de los hospitales, contribuyen a diario a prevenir y a poner freno a la obesidad. Los médicos de familia y pediatras, además de ofrecer a los pacientes en el tiempo de consulta consejo médico e instrucciones de forma individual para evitar el sobrepeso, organizan también intervenciones grupales en centros de salud y otros espacios (escuelas infantiles, asociaciones, colegios o centros cívicos). Estas charlas están destinadas a que la ciudadanía conozca la importancia de adoptar saludables hábitos de vida (dieta sana y equilibrada y efectuar un mínimo de ejercicio físico) para así vivir con calidad durante más años.

La pediatra María Luisa Serrano, del centro de salud de Huerta de la Reina, señala que «nuestro objetivo principal es la prevención del sobrepeso y la obesidad informando a las familias en las consultas o en las distintas revisiones del programa del niño sano de la importancia de la lactancia materna, porque beneficia tanto a la madre como al bebé en el control del peso, y de los requisitos de una alimentación y hábitos saludables. Cuando la obesidad ya está instaurada se trabaja para motivar a la familia para que se revierta esta situación, pues normalmente el niño obeso come mal porque el resto de sus familiares también lo hace».

Serrano destaca que «no podemos dejar en los comedores de los colegios la responsabilidad de que nuestros hijos coman de forma sana, pues allí solo hacen una comida o como mucho dos al día. La mayor parte de su nutrición corresponde a su casa y ahí es donde tienen que instaurarse los correctos hábitos».

«Llevo 34 años de profesión y en los últimos tiempos he notado que prácticamente se ha duplicado la cifra de pequeños obesos, aunque con la implantación del plan integral de obesidad infantil (Piobín) se ha frenado algo esa subida. Los principales fallos de la alimentación infantil es que los niños apenas beben agua, sino muchos lácteos, zumos, refrescos, con pocas propiedades nutritivas, muchas calorías y demasiada azúcar. Comen pocas frutas y verduras, demasiados precocinados, embutidos, comida rápida o bollería industrial. Esto está repercutiendo en que además de crecer el número de niños obesos también se estén diagnosticando casos de diabetes tipo 2 a cortas edades y de hipertensos», añade esta pediatra.

La directora de plan integral de obesidad infantil destaca que en Andalucía se ha generado una dinámica de prevención y atención a la obesidad infantil muy positiva. «Cada año se atiende una media de 30.000 niños y niñas con problemas de exceso de peso en los centros de salud Por otro lado, se desarrollan cientos de actividades comunitarias para promover la lactancia materna, la alimentación saludable y la actividad física. En los centros educativos tenemos una destacada línea de educación para la salud sobre estilos de vida saludables y un excelente plan para fomentar el consumo de frutas y verduras entre la población infantil que está llegando a más de 400.000 alumnos de enseñanza primaria», indica Begoña Gil.