«Estás muchos años luchando contra el cáncer y luego siempre te quedan secuelas. Es una lástima», explica una paciente que, tras enfrentarse al cáncer de mama, tuvo que afrontar la falta de deseo sexual que le provocó la sequedad vaginal causada por la enfermedad. Recomendada por su oncóloga, la paciente, que prefiere preservar el anonimato, se aventuró en un taller con la sexóloga Carmen Jurado sobre salud sexual, en el hospital Reina Sofía. Tiene unos 58 años y vive a unos 70 kilómetros de la ciudad, pero eso no le impidió acudir cada semana, durante tres, a la consulta. «Me ayudó muchísimo», comenta. Con otras 20 personas, aproximadamente, compartió sus experiencias y escuchó las de sus compañeros, algo que también le ayudó. «Sales siendo amiga de ellas», asegura. Con complicidad, hablaron de sexo como no lo había hecho con sus amigas. «Estas consultas tendrían que existir como existe, por ejemplo, un otorrino», afirma con intensidad.

Esta paciente, a pesar de haber estado tratándose por la seguridad social, se encaminó hacia diferentes ginecólogos movida por las dudas que le habían surgido y a las que no encontró respuesta. Las halló allí, pero quedaron en palabras, un qué, un porqué. Y fue en los talleres donde encontró el cómo, donde le hablaron de sus relaciones y la guiaron, afirma, hacia una posible solución a su problema sexual. Usó cremas, cápsulas y un gel de baño natural para remediar la sequedad vaginal. Con el tiempo, encontró la solución y agradece haber dado con aquella reunión, porque, entre otras cosas, «afecta mucho a la pareja». «A nosotros nos ha afectado muchísimo, pero lo hemos llevado muy bien», reconoce. «Yo no sabía que esta consulta me haría el bien que me ha hecho».