Carolina Páez es maestra interina de Audición y Lenguaje y tiene 11 años y 9 meses de servicio acumulado. Madre de cuatro hijos de 11, 7, 5 y 3 años, desde que tuvo su primer destino, ha pasado por muchos puestos, pero llevaba dos cursos seguidos en Écija en el equipo de orientación educativa. En su caso, cubría una vacante porque la persona que tenía la plaza había solicitado el concursillo y el puesto aún está pendiente de adjudicar. Tras las oposiciones celebradas en junio, ese puesto ha sido cubierto por una funcionaria, lo que le impedirá volver el próximo curso. Hasta ahora, se había presentado a todas las oposiciones, aunque ya no es obligatorio, pero esta vez no lo hizo por problemas de salud. Las cargas familiares la limitan a la hora de seleccionar destinos, por lo que pidió solo Córdoba y Sevilla, que están entre las más demandadas. Como el resto de interinos que hayan trabajado más de 7 meses, hasta el 31 de agosto seguirá dada de alta en la Seguridad Social por la prórroga vacacional, pero cesará el 1 de septiembre. «Para un interino, el verano es un periodo de mucha angustia hasta que sabes dónde vas a estar, si vas a necesitar coche, dónde vas a vivir, si es para más tiempo o para menos, pero este está siendo horrible porque somos muchos los que no sabemos siquiera si trabajaremos en septiembre», explica. En su opinión, «no es justo que durante años se nos haya utilizado para cubrir puestos de aquí para allá por toda Andalucía, sacrificando nuestras vidas, y que ahora no se valore todo ese tiempo de servicio público».