¿Cuántas veces hemos pasado por su lado sin ni siquiera verlo y sin plantearnos la historia de este elemento cultural tan importante en la Córdoba romana y en la del siglo XXI? Muchas, sin duda. Pero ahora "20 siglos nos contemplan" y nosotros a ellos. Así resumía Rafael Jaén la nueva visión que el Templo Romano ofrece tras "una larga travesía" no exenta de dificultades, aunque llena de "ilusión", que comenzó hace algún tiempo cuando estos restos "gritaban y nadie les escuchaba tras su jaula", como señaló ayer Carmen Chacón, arquitecta del Ayuntamiento y co-directora, junto al arqueólogo municipal Juan Murillo, de este proyecto. Ambos recordaron las fases de actuación llevadas a cabo en los últimos meses, que forman parte de un proyecto mucho más amplio que se culminará si la economía lo permite.

Así, hace algo menos de año y medio comenzaron una serie de actuaciones que en este último periodo han contado con la participación de Ruta Bética Romana y que giran en torno a tres puntos claves. El primero de ellos es la obra civil, gracias a la cual los interesados en conocer los cortes arqueológicos situados en el solar de María Cristina y poder acceder al recinto tendrán su señalización para que puedan hacerlo de una manera cómoda y accesible. El segundo aspecto tiene que ver con la limpieza y consolidación, recuperándose la línea de la muralla para que se pueda reinterpretar y visualizar cuál era su incidencia con el templo.

La última parte va unida a la difusión, a explicar la importancia del templo. Para ello se han elaborado trípticos y paneles de información que marcan la visita y ayudarán a comprenderlo mejor. Además de estas obras fundamentales, uno de los elementos principales de la actuación es la desaparición del austero vallado. "Este cambio fue muy discutido por la falta de seguridad", comentó Chacón, aunque ayer el alcalde, José Antonio Nieto, aseguró que varias cámaras vigilarán el templo. Finalmente se optó por la barandilla baja de metacrilato que permite vislumbrar todos los detalles del templo. Otro de los puntos claves es la visión desde la calle María Cristina, antes un muro blanco con una puerta de cochera verde que no hacía intuir lo que había detrás. Ahora se ha transformado totalmente, se hace transparente y se puede visualizar el templo desde la propia calle.