La solidaridad de colectivos e instituciones como el Banco de Alimentos (junto a sus 253 entidades colaboradoras por toda la provincia),

así como la Cruz Roja, la plataforma Stop Desahucios o Cáritas Diocesana, entre otras muchas, permitirán directa o indirectamente que esta noche cerca de 30.000 cordobeses puedan tener su cena de Nochebuena y, lo que es más importante aún, disfrutar de un poco de la tranquilidad de que el auxilio les seguirá llegando los próximos días y semanas, quizá no tanto como se quisiera, pero al menos lo suficiente para paliar estas situaciones.

Esta cifra de 30.000 cordobeses que están siendo atendidos en sus necesidades más básicas de alimentación es notablemente más baja que hace tan solo cuatro años (se estimaba en 50.000) y que en los peores años de la crisis, el 2009, 2010 y 2011, en los que el cálculo se elevó hasta los 56.000 personas, cuando se disparó el número de familias de clase media que entraron en situación de necesidad económica y cuando el actual sistema en red de colectivos e instituciones no se encontraba tan enormemente coordinado como ahora.

AÚN «UNA BARBARIDAD» / En todo caso, «aunque son menos, es una barbaridad la cantidad de gente que lo está pasando mal», recuerda Joaquín Cabello, del Banco de Alimentos Medina Azahara. Las cifras no mienten, el 3,75% de los cordobeses necesitan de la solidaridad de sus paisanos para cubrir las necesidades básicas de alimentación, aproximadamente uno de cada 27 cordobeses de Córdoba y su provincia.

Este cálculo puede actualizarse teniendo en cuenta, de partida, que el Banco de Alimentos está asistiendo a través de 253 entidades colaboradoras en toda la provincia a 27.800 personas de forma más o menos continuada, frente a los 46.000 que, por ejemplo, reclamaban ayudas en el 2010.

Sin embargo, a esta cifra hay que sumar los que por estas fechas reciben ayuda de la Cruz Roja, que, por ejemplo, a lo largo de todo el pasado 2016 atendió a 20.020 cordobeses dentro de su plan de ayuda alimentaria, además de los 7.000 asistidos con el Programa de Extrema Vulnerabilidad. «Siguen entrando muchas familias que tienen necesidades, y no solo de alimentos básicos, también llegan los que tienen urgencia por abonar algún recibo, hacer frente a la pobreza energética, conseguir material escolar, algún medicamento, unas gafas...» explica José Luis Hitos, de Cooperación e Imagen de Cruz Roja de Córdoba.

Y es que no se puede olvidar que en muchos paquetes que Cruz Roja entrega no solo van alimentos de primera necesidad, también productos de higiene, algún juguete, material escolar preciso, productos de nutrición infantil... Por no hablar del programa de asistencia a las personas sin hogar.

Precisamente, el mejor compañero de Cruz Roja para atender a este grupo de personas con necesidades perentorias (comenzando por la alimentación) es otra institución reconocida por su trabajo asistencial en Córdoba: Cáritas Diocesana. Y es que, por poner un ejemplo, los equipos de ambas entidades se turnan durante las frías noches del invierno para atender a las personas sin hogar, una muestra de lo afinadas que están ya las estrategias entre entidades e instituciones para maximizar los recursos, evitar duplicidades y apoyarse mutuamente.

Al respecto, a estas alturas, y contando con las cáritas parroquiales (en muchísimos casos, los mejores conocedores de las necesidades reales de la población afectada), lo más frecuente es que ya dos y hasta tres de las entidades citadas hayan colaborado para hacer llegar a la familia que lo precisa esa bolsa con alimentos básicos. Por no hablar de iniciativas solidarias de asociaciones culturales, cofradías, colegios, etcétera, «especialmente por estas fechas, cerca de la Navidad, porque los cordobeses somos solidarios, pero esa solidaridad es aún más palpable en diciembre», explica José Luis Hitos.

Una muestra de esta coordinación son las decenas de entregas de bolsas de alimentos recogidos en otros tantos actos solidarios de las cofradías y que se donan directamente con discreción a hermanos de la corporación que lo necesitan o se distribuyen en coordinación con las cáritas parroquiales, o la labor que realiza el Comedor de los Trinitarios como punta de lanza de la Fundación Prolibertas, como quedó patente ayer en su cena de Navidad, que la fundación adelanta al almuerzo de la víspera del día 24 .

Citar cada pieza del engranaje solidario sería interminable, sin olvidar tampoco casos como el banco de alimentos de la plataforma Stop Desahucios, una tarea en la que encuentra el apoyo de otros muchos colectivos, entre ellos asociaciones de vecinos (como la AV amanecer de Fátima) u otros de barrios comprometidos como Valdeolleros, Campo de la Verdad, etcétera.