«El sistema educativo y las empresas están divorciados, no se está formando a los jóvenes pensando en el mercado laboral, lo que supone un fallo importante que es necesario solucionar», asegura Manuel Merino, de CCOO. Para Antonio Arroyo, de CECO, «sería muy importante que existiese entre la administración educativa y los empresarios una mayor comunicación que pudiera orientar a los estudiantes hacia profesiones de futuro. Esta comunicación existe, pero sería necesario ampliarla y buscar el mecanismo para anticiparse a las necesidades reales de las empresas».