El Icomos ha hablado. El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos, que asesora a la Unesco sobre qué sitios o monumentos cumplen los requisitos exigidos para convertirse en Patrimonio de la Humanidad, ha dado el visto bueno a la candidatura de Medina Azahara y aunque, en general, tanto el análisis como las conclusiones son muy halagüeñas, también deja claro que hay cuestiones que hay que mejorar. Para empezar, al Icomos no le gusta el nombre o los nombres que se usan para denominar al monumento (desde yacimiento arqueológico a ciudad palatina o ruinas de Medina Azahara) y establece claramente que este espacio debe llamarse Ciudad Califal de Medina Azahara para respetar el nombre histórico de la ciudad.

El organismo internacional se muestra preocupado también por la seguridad del yacimiento y por el impacto que podría tener la proliferación de parcelaciones ilegales como las que ya existen en su entorno. En este sentido, insta a la Administración a establecer «una seguridad adecuada» y a implementar medidas que sirvan para mitigar o suavizar los bordes de los asentamientos ilegales.

En concreto, pone el foco en «las parcelaciones de Las Pitas», situadas junto al cauce del Guadalmellato, donde insiste en que hay que evitar que proliferen construcciones en los espacios vacíos. En términos de investigación, el Icomos recomienda elaborar con más detalle la documentación existente sobre la evolución y conservación del palacio, así como actualizar y aprobar el plan de actuaciones de Medina Azahara con el fin de garantizar la preservación de este espacio.

El Icomos analiza en profundidad a lo largo de su informe el recorrido histórico y la evolución que ha sufrido este enclave y asegura que el yacimiento «satisface los criterios de integridad y autenticidad en cuanto a materiales, diseño y localización» para obtener el título de Patrimonio de la Humanidad. Aunque valora positivamente el estado de conservación del monumento, señala algunas amenazas presentes en su entorno. En concreto, en las conclusiones alude a dos: «la actividad de las parcelaciones ilegales y el daño producido por el agua en la mampostería de piedra caliza». En este sentido, destaca la importancia de que los trabajos de conservación y rehabilitación continúen y apunta las oportunidades de futuro que representa este yacimiento por el hecho de que, tras permanecer oculto durante un siglo, tras su destrucción, «solo ha sido excavado en un 10% de su superficie» y siempre desde «la política de la mínima intervención». Esto da garantías, según el Icomos, de la autenticidad del lugar.

Por encima de cualquier recomendación, el informe deja claro que Medina Azahara es «un ejemplo excepcional de planificación urbana, arquitectónica y paisajística del Califato Omeya de Córdoba proclamado en el Occidente islámico en el siglo X» comparable úncamente a Al Qal’a, en Argelia, que ya ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad.