El Viernes de Dolores llegó y la Semana Santa entró en campaña a ritmo de música cofrade. En Córdoba, el candidato del PP, Andrés Lorite, aprovechó la coincidencia del almanaque para reivindicar, por un lado, la Semana Santa como «esencia de la cultura y la tradición» y como motor económico y, por otro, para atacar a Pedro Sánchez por hacer coincidir la campaña con la cita religiosa. «Es una falta de respeto a nuestras tradiciones y a nuestra cultura», dijo ayer Lorite, antes de acudir con un nutrido grupo de dirigentes populares, entre los que se encontraba el parlamentario andaluz José Antonio Nieto, a la cita anual en Capuchinos. «Desde el corazón cofrade de Córdoba, hoy no podía hacer otra cosa que venir a visitar a la Señora de Córdoba y a la Virgen de la Paz y Esperanza, igual que hago todos los Viernes de Dolores», explicó sin faltar a la verdad, porque todos los años se repite esta imagen.

Ocurría esto precisamente ayer, el día que se conoció que la cofradía de Mena (la de los legionarios de Málaga) había pedido a los líderes del PP, Cs y Vox que no acudiesen el Jueves Santo a su salida procesional para no convertir el acto religioso en un «acto electoral».

La anomalía de que la campaña del 28-A esté atravesada por la Semana Santa afectará, quieran o no, a todos los candidatos. Los que han anunciado públicamente que no harán actos políticos estos días, y quienes no lo han hecho, pero se toparán con la dificultad de reunir a sus simpatizantes en días religiosos para unos y vacacionales para todos.

El candidato de Cs, Marcial Gómez, también anunció ayer que la formación naranja bajará la intensidad de los actos electorales durante la Semana Santa para respetar «la tradición». Eso no fue óbice para que el diputado de Cs subrayase de nuevo la importancia «histórica» de estos comicios, en los que quieren mandar «a la silla de pensar» a la oposición a Sánchez y a sus socios, «porque quieren romper España».

La izquierda ayer se puso menos metafísica y no habló ni de religión, ni de momento histórico, pero enlazó «juventud y futuro», que tampoco es binomio baladí. «Cuando hablamos de juventud y de futuro estamos hablando de medidas concretas en materia de educación, de empleo y de vivienda, pero también estamos hablando de temas más estratégicos, como los objetivos de desarrollo sostenible y de cómo legamos a las futuras generaciones unos recursos naturales que son cada vez más escasos», dijo ayer el cabeza de lista del PSOE por Córdoba y ministro de Agricultura, Luis Planas, en un acto con Juventudes Socialistas.

Las candidatas de Unidas Podemos Martina Velarde y Carmen María Ruiz hablaron de empleo y precariedad laboral, y prometieron subir el salario mínimo a 1.200 euros si triunfa Pablo Iglesias e impulsar un plan para crear un millón de empleos. Además, prometen reducir a 34 las horas de trabajo semanal, el impulso de un nuevo estatuto de los trabajadores y la integración de medidas que obliguen a igual trabajo, igual salario para mujeres y hombres. ¿Habría mayor milagro que ese?