La convocatoria anticipada de elecciones provocó que PP y Cs cancelaran la manifestación del próximo domingo en Barcelona para exigir un adelanto de los comicios y puso en marcha la máquina electoral de los partidos. Nada más conocer la fecha para colocar las urnas, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, dio rienda suelta a su discurso de campaña y apeló a construir un futuro Gobierno junto a los partidos «constitucionalistas», de los que no excluyó a Vox, presidido por Santiago Abascal. Tanto es así que el líder naranja llegó a poner al Ejecutivo andaluz, conformado por populares y naranjas y con el apoyo externo de los ultras de extrema derecha, como ejemplo a reeditar a nivel estatal.

Rivera ya marcó ayer cuáles son, a su parecer, los ejes sobre los que girará la decisión de los españoles para elegir a sus representantes en las urnas. Por un lado, esgrimió que deberán elegir entre el «liberalismo», encarnado por Cs, o el «conservadurismo» del PP para liderar al nuevo Ejecutivo que salga elegido. Dando por hecho que la pugna final por la presidencia del Gobierno será entre populares y naranjas.

VOTOS CONSTITUCIONALISTAS / Pero esta no es la única batalla que pretende disputar Rivera. «Sánchez o Cs» es el otro dilema que planteó a la ciudadanía y que trasladó a un escenario en el que un Gobierno pacta con los que quieren «liquidar» el país y otro Gobierno formado por aquellos que «aman» a España. Para ganar esta guerra, Rivera pidió llenar las urnas con «votos constitucionalistas» que permitan lograr una mayoría parlamentaria que mande a la oposición al PSOE de Sánchez. «El Gobierno Frankenstein ha muerto», aseguró en alusión al bloque de PSOE, Unidos Podemos, PNV y los independentistas que permitió sacar adelante la moción de censura a Mariano Rajoy.

CALCULADA AMBIGÜEDAD / «Sánchez tiene secuestrado al PSOE, y mientras el PSOE esté secuestrado no es una alternativa constitucionalista», lamentó Rivera antes de asegurar que «ojalá el PSOE fuera el que fue». Las palabras del líder naranja sobre este asunto fueron deliberadamente ambiguas, de tal manera que, según el oyente, se podía entender que da un portazo total a un acuerdo con los socialistas o que su negativa a pactar solo hace referencia a un PSOE controlado por Sánchez y sus afines.

Independientemente del significado de sus palabras y de las interpretaciones que se puedan realizar, cabe recordar que en el 2016 Rivera aseguró varias veces que no apoyaría la investidura de Mariano Rajoy. Pero el expresidente logró mantenerse en la Moncloa gracias a los votos de Ciudadanos.