Ricardo Pérez conoce el mundo de la hostelería por dentro y por fuera. Filólogo en lengua inglesa y máster en comercio internacional, ha trabajado en distintas ciudades de Europa y en varios hoteles de Córdoba y ahora se dedica a gestionar apartamentos turísticos, cinco en total. Desde que se puso en marcha el decreto para la regulación de viviendas con fines turísticos, Ricardo ha estado entregado a la resolución de todo tipo de cuestiones burocráticas (entre ellas la cédula de habitabilidad) y, de momento, ya ha conseguido la autorización para uno de los apartamentos que gestiona. «En mi opinión, es necesario que exista un control de esta actividad porque hay mucha gente que está intentando sacar dinero fácil del turismo sin tener en cuenta los gastos y el trabajo que requiere ofrecer un servicio de calidad que haga que el turista se vaya de Córdoba con una buena impresión». En Airbnb, los apartamentos de Ricardo tienen el distintivo de superhost, que distingue la profesionalidad en el trato que se dispensa, la ubicación del apartamento, la limpieza o la veracidad de lo que se oferta. «Al contrario de lo que muchos piensan, esto no es ninguna gallina de los huevos de oro porque Córdoba solo tiene una serie de meses buenos y para mantenerte se requiere mucha dedicación y mucho tiempo porque al final lo que cuentan son las evaluaciones que dejan los clientes y que hacen que quien busque alojamiento después se decante por el tuyo y no por otro».

En su opinión, Córdoba, como otras ciudades, está viviendo un boom que «caerá pronto por su propio peso». Obtener la autorización de la Junta «no es fácil», asegura, «son muy exigentes hasta en los más mínimos detalles». Una misma persona solo puede ofertar dos apartamentos propios con fines turísticos, pero puede gestionar más. Es el caso de Ricardo, que administra las cuentas de varias personas y gestiona entradas, salidas, limpiezas, etcétera. «Es un trabajo sacrificado que te obliga a no bajar el listón con cada turista que llega y que limita tu movilidad, nunca se sabes cuándo van a cerrar una reserva y tienes que estar ahí».

Según Ricardo Pérez, no es cierto que no se paguen impuestos. «Los pagos se realizan por transferencia bancaria y si superas el tope de ingresos que establece la ley, tienes que pagar el IRPF correspondiente».

Los trámites exigen a quien hospeda un estricto control de las personas que llegan al alojamiento. «Es necesario incluir los datos de cada turista en un registro y conservar los impresos firmados tres años». De no hacerlo, el propietario puede ser sancionado. Otro tema importante, según este gestor, es mantener el buen ambiente con el vecindario. «Tienes que tener mucho cuidado con las personas a las que alojas y exigir el máximo respeto a las zonas comunes, que no hagan ruido a determinadas horas para que la experiencia sea satisfactoria para todas las partes».

Según Ricardo, «este tipo de servicio es necesario en una ciudad como Córdoba que en determinadas épocas del año tiene más demanda hotelera que plazas y que responde a unas exigencias que los hoteles no pueden atender». Sin embargo, en su opinión, «la actividad debe estar regulada y profesionalizada», y la administración «debería establecer el número de viviendas de este tipo que puede asumir cada ciudad y fijar el cupo para no crear falsas expectativas».