Córdoba se vistió ayer de gala para acoger el acto de entrega de las medallas de oro a las Bellas Artes que concedió el Ministerio de Cultura y Deporte en el 2017 a personas «que hayan destacado en el campo de la creación artística y cultural o hayan prestado notorios servicios en el fomento, desarrollo o difusión del arte y la cultura o en la conservación del patrimonio artístico». En ese elenco, figuran nombres de músicos y actores conocidos como Juan Echanove, María Luisa Merlo, Lolita (que habló en nombre de todos los premiados y agradeció su medalla, como reconocimiento «a toda mi estirpe») , Luis Eduardo Aute, Eva Yerbabuena, Hombres G o José Luis Perales, compositores como Alberto Iglesias, cuya obra se ha volcado en las bandas sonoras de grandes películas, pero también mecenas cuyo nombre se escapa al gran público como Mª Carmen Mateu, Mª Isabel Ruiz y Óscar Alzaga; arquitectos como Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, autores de grandes obras vinculados a Córdoba por ser los creadores del edificio del C3A, decoradores y restauradores de prestigio como José María Ortega y Mª Paz Navarro, pero también representantes de la cultura gastronómica como José Andrés, un cocinero que no solo entró por la puerta grande de EEUU sino que ha dado una lección de humanidad a una de las mayores potencias mundiales al crear una cadena de solidaridad alimentaria que deja en evidencia las necesidades de miles de habitantes en ese país.

Para todos ellos, Córdoba volvió a ser sede de la entrega de las medallas de oro, motivo por el cual los Reyes de España se desplazaron a la ciudad califal, donde el rey Felipe aprovechó para reivindicar públicamente apoyo y libertad para los creadores. En una gala con un marcado tono político neutro, el Rey subrayó que «el talento necesita apoyo y que las instituciones culturales favorezcan las capacidades de los creadores», al tiempo que apostilló que «la creación está ligada a la libertad pues permite que aflore el talento y que el genio artístico se potencie y desarrolle en plenitud». El Rey destacó que la creación artística y cultural «es una preciosa manera de hacer país» en un discurso en el que no escatimó piropos para Córdoba, «una de las ciudades más bellas y con una de las historias más fascinantes de Europa», dijo. «El mundo tiene aquí un tesoro, en esta ciudad alegre y misteriosa a un mismo tiempo».

Al alcaldesa, Isabel Ambrosio, aprovechó su intervención para recordar los siglos de historia de Córdoba antes de sentenciar que «no nos conformamos con esto» y que la ciudad aspira «a que la cultura sea el vehículo que ensordezca el grito y la soflama. A que España sea algo más que un color rojo y amarillo, pues España se construye con todos los colores, todas las palabras y todos los sonidos que nacen de vuestra inteligencia». El ministro de Cultura, José Guirao, hizo la semblanza de todos los premiados, entre los que figuraban algunos ausentes como Andy García, Maná, la galerista Thessa Herold, el dibujante El Roto o el director de fotografía José Luis Alcaine, y reconoció la contribución de los creadores artísticos «para contribuir a una España más libre y más abierta». Por último, el presidente de la Junta, Juanma Moreno Bonilla, abogó por el valor de la cultura como reflejo «no de lo que nos separa sino de lo que nos une».