Córdoba celebró ayer el Día Internacional del Turismo planteando una reflexión en torno a la accesibilidad, un reto para todas las ciudades que aspiran a ser espacios habitables y atractivos para los viajeros y en especial para las ciudades patrimonio de la humanidad.

Mientras los museos dependientes del Ayuntamiento y la Junta de Andalucía se llenaban de turistas, aprovechando la jornada de puertas abiertas, colectivos de personas con diversidad funcional participaron en el desayuno molinero organizado por el Ayuntamiento (en colaboración con la asociación Patricia, la Salmoreteca, la Asociación Andaluza de Artesanos de la Sal y Panadería Artesana de Villarrubia y Almazaras de la Subbética), en el que unas 300 personas degustaron el tradicional hoyo con aceite en un entorno como el Puente Romano. Esta cita dio paso a tres rutas turísticas accesibles a todos los públicos y a unas jornadas en las que se debatieron las claves para consolidar un modelo de turismo accesible.

En este contexto, Elena Ortega, directora gerente de la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física, señaló las bondades y debilidades que presenta Córdoba en esta materia. Según Ortega, el turismo accesible no es aquel que se organiza pensando en personas con discapacidad sino el que está pensado para que cualquier persona, tenga la limitación que tenga, pueda acceder, utilizar y disfrutarlo de forma autónoma y segura. En este sentido, un estudio de las ciudades patrimonio de la humanidad realizado por Predif señala que Córdoba está trabajando en la mejora de las infraestructuras, eliminando las barreras arquitectónicas existentes en el caso histórico, pero aún tiene carencias en lo que se refiere a la información que el sector debe ofrecer para que una persona con problemas de accesibilidad pueda elegir Córdoba como destino («por ejemplo detalles como la altura de la cama si tiene silla de ruedas, anchura de la puerta de las habitaciones...»).

En cuanto al turismo accesible, Ortega subraya que se trata de un segmento creciente. «El 15% de la población mundial sufre alguna discapacidad y uno de cada diez españoles tienen necesidades de accesibilidad cuando viajan. Además, la población con más de 65 años pasará de ser el 16,8% al 30,8% en el 2050». En cuanto al perfil del viajero que demanda turismo accesible, destaca que el 51% son personas que viven de su pensión de invalidez o jubilación, que viajan fuera de temporada y gastan casi un 80% más que un turista sin este tipo de necesidades, ya que suelen ser los hoteles más caros los que ofrecen instalaciones más adaptadas.