Los embalses españoles han alcanzado esta semana su nivel más bajo en los últimos 22 años con el 37,3 % de su capacidad total, una situación agravada por el descenso de precipitaciones en el mes de octubre más seco en lo que llevamos de siglo XXI, según los expertos y organismos oficiales consultados.

Tras siete meses de descenso continuo, el total de agua embalsada se sitúa en 20.920 hectómetros cúbicos y ocupa un 37,31% de la capacidad total, el nivel más bajo en la primera semana de noviembre desde 1994, cuando alcanzó un 35,13% y la de 1995 (24,8 %), según los registros facilitados por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), informa Efe.

Una situación agravada por la falta de precipitaciones en España en octubre, que «ha sido en su conjunto muy seco», según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), con una media de 26 litros, apenas el 33% de la media del mes, por lo que «se trata del mes de octubre más seco en lo que llevamos de siglo XXI». Estas cifras se reflejan en las estadísticas recogidas en el último año hidrológico (que comprende desde el 1 de octubre de 2016 al 30 de septiembre de 2017), «el octavo más intenso de sequía meteorológica en los últimos 31 años», según el portavoz de Ecologistas en Acción, Santiago Martín.

Sin embargo, la sequía meteorológica y la escasez de reservas se vienen produciendo desde 2015 en cuencas como las del Duero, del Segura y la del Júcar, en las que «los Reales Decretos de Sequía aprobados han permitido actuar para minimizar las afecciones a la población», según el Mapama. «El motivo de que los niveles estén tan bajos, no solo es debido a la sequía, se debe fundamentalmente al tremendo crecimiento del regadío en España en los últimos años», ha afirmado Martín. El portavoz señala que «en España la superficie de riego se ha incrementado en los últimos 15 años más de un 20 % a la vez que el nivel de agua en nuestro país se ha visto reducido en los últimos 25 años en otro 20 % debido al cambio climático». Más aún, cree que se ha producido «una falta de previsión» por parte del Ministerio, ya que tenía que haber limitado el agua de regadío este verano y no lo ha hecho, provocando que , en contra de lo habitual, la cuenca del Duero se haya visto afectada».