La fiebre mediterránea familiar (FMF) es una enfermedad inflamatoria de origen genético que se produce mayormente por mutaciones genéticas. A Ikal Cortázar, de 8 años, vecino de Albolote (Granada), le diagnosticaron en la consulta de inmunodeficiencias del Reina Sofía una variante de esta patología, que además de sus propios síntomas como la fiebre, contempla manifestaciones neurológicas (crisis epilépticas, movimientos repetitivos o vasculitis, inflamación de los vasos sanguíneos). El tratamiento que recibe Ikal es uno específico que llega al Reina Sofía para él desde un país europeo. Dicho tratamiento le ha ido bien en los dos últimos años, pero ahora parece que ya no tanto y esto le provoca que casi a diario sufra vómitos o mareos. Paloma, la madre de este pequeño, demanda que exista una unidad andaluza de referencia para las inmunodeficiencias, para una mejor coordinación entre hospitales, ya que su hijo y otros pacientes requieren de la colaboración entre la consulta de inmunodeficiencias del Reina Sofía y otras de otras especialidades de diferentes centros de la comunidad. Esta madre ha tenido que dejar de trabajar, porque hay muchos días que Ikal no puede ir al colegio. «Lo que más me anima es que él es feliz. Antes de ser diagnosticado en Córdoba a mi hijo lo derivaron en Granada a Salud Mental. No le daban importancia a sus crisis epilépticas ni a los movimientos involuntarios que hacía. Les superaba su caso. Quisimos que nos derivaran al hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, pero nos indicaron que nos correspondía el Reina Sofía», expone.