Por un momento pareció que Carles Puigdemont se sintió anoche en el papel de jefe de Estado. Eligió el mismo formato -declaración institucional televisada- y misma hora -21.00-, para contestar a Felipe VI por su discurso del martes. Y lo hizo buscando un plano de igual a igual, llegando incluso a espetar al Monarca, como si lo tuviera a un palmo de su cara: «Así, no». Concretamente, el presidente de la Generalitat catalana acusó al Rey de haber asumido el discurso y las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy, «catastróficas en relación con Cataluña», y a continuación añadió: «Así, no. Con su decisión de ayer (por el martes) usted decepcionó a mucha gente que lo aprecia y que lo ha ayudado en momentos difíciles de la institución. Gente que esperaba de usted otro tono y una apelación al diálogo y a la concordia».

En su batería de ataques al Monarca, Puigdemont lamentó que Felipe VI «no haya tenido interés en conocer la opinión y la visión del Gobierno de la Generalitat en ningún momento de esta crisis» y haya aceptado asumir «un rol inadecuado que solo busca allanar las decisiones que el Gobierno español hace tiempo que estudia», a fin de «liquidar las aspiraciones de soberanía del pueblo catalán». «Unas aspiraciones -añadió- que no duda en tratar como criminales e ilegítimas y contra las cuales usa recursos sin límite».

Además de contestar a Felipe VI, tras una jornada en las que se analizó hasta la última coma de las palabras del martes del jefe del Estado -muy duro con el comportamiento de las «instituciones catalanas»-, Puigdemont quiso grabar su mensaje para volver a solicitar «mediación», palabra ultrautilizada ayer por los responsables del movimiento secesionista; un día, por cierto, en el que en paralelo se puso fecha y lugar a la inminente, eso parece, declaración unilateral de independencia: lunes, en el Parlamento catalán. En la misma frase, el president combinó la expresión «emprender un proceso de mediación» con esta otra: «En los próximos días las instituciones catalanas tendrán que aplicar el resultado del referéndum».

«UN SOLO PUEBLO» / En la línea de muchas de las críticas que llovieron sobre la Corona por haberse dirigido el martes directamente a la parte no independentista catalana, a quien Felipe VI dijo «no estáis solos», Puigdemont afeó ayer al Monarca que ignorara «deliberadamente» a los «millones de catalanes» que sí están por la independencia. Eso sí, en su alocución, el president se arrogó de la portavocía de un pueblo, «uno solo pueblo», según sus palabras, como si el anhelo separatista fuera único y no solo mayoritario, sino generalizado. Unánime. «Por más violencia que quieran poner algunos, hecho que no es aceptable en ninguna parte y que ha sido rebatido por mucha gente y recibido con mucha preocupación en Europa, nosotros nos hemos de mantener como un solo pueblo», insistió.

También llamó la atención que el dirigente autonómico recordara al Rey el papel que le otorga la Constitución, eje legislativo que los independentistas se han jactado de saltarse en las últimas semanas, tratando de afearle que no cumpliera con el mismo. «Perdió --dijo Carles Puigdemont del Monarca- una oportunidad de dirigirse a todos los ciudadanos a quien debe la Corona y a los cuales debe el respeto porque así se lo encomienda la Constitución».