El Palacio de Congresos se encuentra en plena metamorfosis, aunque ya queda poco para que culmine su transformación, ya que las obras tienen un grado de ejecución superior al 80%. Autoridades, agentes económicos y sociales y periodistas comprobaron ayer los resultados de los trabajos que acomete Tragsa desde abril del 2017, centrados en el salón plenario, el Patio Azul y las salas de su entorno, el adarve y el patio de la zona exterior. Del salón destaca su cubierta, el anfiteatro, las cabinas integradas en sus laterales, y la versatilidad que tendrá para ser una sala diáfana o tener espacios diferenciados. Esta estancia tendrá butacas fijas, deslizantes y escamoteables. Como espacio complementario y al aire libre, contará con el patio y el adarve de la muralla, que se pone en valor tras la intervención. Parte de la transformación pudo comprobarse también en la muralla, con sus nuevos huecos como salida de emergencia y espacio de tránsito durante las obras, o en estancias como la sala Luis de Góngora, que está acabada, o la Pablo de Céspedes, a la que le queda poco.

El Palacio de Congresos será «un espacio singular que no va a tener parangón», asegura el delegado de Economía, Manuel Carmona, que recuerda que estará preparado para albergar el 95% de los congresos que se organicen en la ciudad. Cuando las obras estén acabadas, casi todo el edificio podrá ser utilizado para congresos, mientras que tendrá otros usos complementarios, con acceso independiente, como la cafetería y las dependencias de la concesionaria. Además, y como espacios con uso independiente, estarán la capilla, que servirá para completar eventos de ciudad, y el adarve.

La delegada del Gobierno, Esther Ruiz, asegura que el Palacio de Congresos «va a situar a Córdoba como referente nacional e internacional» para congresos, mientras que el director general de Comercio, Raúl Perales, afirma que, cuando esté totalmente acabado, será «un atractivo turístico más».