La propia web de la Gerencia Municipal de Urbanismo define a las claras lo que es el Plan Especial de Protección del Casco Histórico: «El documento clave para la salvaguarda del extenso patrimonio de la ciudad». Una sentencia adecuada para las normas que rigen una zona protegida de 246 hectáreas (sin contar con áreas periféricas se servidumbre, también afectada por el Pepch), en un conjunto histórico que es «uno de los mayores de Europa» con unos 36.000 habitantes hace una década. De este espacio, 81 hectáreas están declaradas Patrimonio de la Humanidad, aunque el catálogo implica a 119 monumentos y 513 edificios con fichas individualizadas. Además, bajo la figura de «conjunto catalogado» agrupa varios inmuebles y a 1.163 parcelas. En total, sumando monumentos, edificios y conjuntos catalogados, son cerca de 1.800 inmuebles con algún grado de protección del total de 4.831 del conjunto. Un plan fruto de una labor de chinos, valga la expresión, que ya se planteó en 1996 tras iniciativas como el Libro Blanco del Casco Histórico (1994) y que llegó a convertirse en norma junto al PGOU en el 2003.