El esperado plan Alcázar-Caballerizas nace enfrentando a los socios del gobierno municipal, IU y PSOE. Ambos grupos municipales ven las propuestas que plantea el documento con perspectivas diferentes, hasta el punto de que no han podido consensuarlo, por lo que seguirán negociando a partir de hoy --ver página 3--. A pesar de ello, el plan fue presentado ayer por el presidente de la Gerencia de Urbanismo, Francisco Tejada (IU), que pretende que el consejo rector de este organismo municipal lo apruebe el próximo martes. Además de a los medios de comunicación, Tejada, junto a los arquitectos Pedro Caro y Carmen Chacón y el arqueólogo Juan Murillo, lo expuso a los empresarios y representantes de distintos colectivos vecinales. Los primeros no quieren renunciar a los usos ecuestres acordados por el Pleno en el 2002 y en un plan del 2004 y proponen cambios. Entre los vecinos hay discrepancias. Unos lo aplauden y otros, los del Alcázar Viejo, critican el olvido de los equipamientos y aparcamientos que demandan --ver página 4--.

Aunque Tejada aseguró que "hay puntos de acuerdo que se han recogido" --refiriéndose a las peticiones del PSOE--, reconoció que las dificultades están en la estabulación de animales, que no estará permitida, en el desarrollo del plan del 2004, y en las limitaciones de la huerta.

El plan contempla una gran zona verde en torno a los edificios del Alcázar y de las Caballerizas y relega a un segundo plano los usos ecuestres que habían generado tantas expectativas en el mundo del caballo y la oposición vecinal. El 70% de la superficie que abarca --55.963 metros de los 80.730-- será jardín y en el ámbito no se permitirán caballos de forma permanente, solo exhibiciones ecuestres temporales en parte de la huerta, que tiene el carácter de reserva arqueológica, y un centro de documentación y estudio del caballo en las Caballerizas Reales.

Los jardines crecerán hacia el sur llegando hasta los lienzos de muralla del río. Esto supondrá la eliminación de la avenida del Alcázar, tramo de Ribera que discurre entre el puente de San Rafael y Santa Teresa de Jornet. Antes de los cincuenta era un espacio ajardinado que fue destruido por la construcción de la carretera nacional.

La avenida del Alcázar pasará a la historia y será totalmente peatonal, recuperando su antigua rasante. Los jardines aumentarán también hacia el oeste, hacia las murallas de la avenida del Corregidor. En total se ganarán 12.100 metros de espacio verde. El plan debe pasar aún diversos trámites hasta su aprobación definitiva, que requerirán un año aproximadamente, además del visto bueno de la Comisión de Patrimonio de Cultura. Llevarlo a la práctica costará 53,7 millones de euros. El plazo máximo de tiempo establecido en distintas etapas es el 2018, aunque Urbanismo pretende que se ejecute antes del 2016.